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El juego como un método para desarrollar el talento personal

“Imperio” es una herramienta de gamificación creada en Uruguay que ayuda a las empresas a potenciar las competencias de sus colaboradores


Imperio. El juego sumerge a los jugadores en una historia de la época precolombina.

Jugar va más allá de competir, de ganar o perder. Esa experiencia lúdica puede ser un proceso para descubrirse, aprender y generar nuevos hábitos que favorezcan el desarrollo personal y profesional. Esa consigna es la que propone la gamificación, es decir, la aplicación de técnicas del juego en el ámbito de los recursos humanos y la gestión del talento. Y a ello apunta, precisamente, el juego de mesa “Imperio”, una herramienta de gamificación creada en Uruguay que viene aplicándose con éxito en empresas.


“Imperio nace con la misión de generar herramientas lúdicas, basadas en los principios de la gamificación y el aprendizaje experiencial, aplicables a la gestión integral del talento humano, en un ambiente que siempre debe respetar los siguientes principios: diversión, agilidad, dinamismo y reflexión”, definió Alejandro Lema, cocreador de esta propuesta junto a Lucía Malián y Ricardo Silva. Los tres profesionales conforman un equipo especializado en gestión humana que trabaja junto a las empresas para el crecimiento personal y profesional de sus integrantes.


“Todas nuestras herramientas tienen por objetivo lograr que se produzcan cambios efectivos en el desarrollo de equipos e individuos, deben evidenciar comportamientos, conductas, actitudes durante nuestros juegos, que sirvan de insumo para que un facilitador pueda trabajar en acciones de desarrollo humano”, apuntó Lema.

El concepto que sirve como disparador de la gamificación es que el juego es un escenario ideal para estimular conductas, comportamientos y emociones de los participantes.


En ese ambiente aflora en cada jugador su “ser presente, que es producto de lo acumulado durante su historia personal (la familiar, las creencias, la educación que ha tenido, los contextos que atravesó, su profesión, su trabajo), lo que ha sido la base de construcción de sus juicios fundamentales, sus supuestos, sus emociones, desde los cuales actúa”, explicó Lema.


Este entorno ayuda a que cada participante pueda descubrirse e iniciar un proceso de transformación personal que le permita obtener mejores resultados, “es decir, nada más ni nada menos que comenzar un proceso de aprendizaje profundo”, enfatizó el experto.


Metodología

En un juego de mesa se define un desafío, se establecen objetivos y se interactúa con otros a lo largo de la partida para lograrlos. Durante este proceso cada participante atraviesa por momentos de éxito y frustración, y además el contexto en el cual transcurre va cambiando y se suceden situaciones inesperadas. Allí se evidencian competencias claves para la vida laboral como la adaptación al cambio, el liderazgo, la toma de decisiones, el pensamiento estratégico, el trabajo en equipo, la orientación a resultados, la comunicación asertiva, la capacidad de negociación y la tolerancia a la frustración, entre otras cualidades.


El espejo en que estas actitudes se reflejan es el juego que, en el caso de Imperio, sumerge a los jugadores en la época precolombina. La historia presenta cuatro regiones (los participantes van de cuatro a 16 personas) donde cada una de ellas es rica en un recurso: ganadería, agricultura, pesca y minerales. Las regiones deberán evolucionar hasta lograr tener el “Templo de adoración a los Dioses” en su área. El objetivo es otorgar al Imperio los recursos para que pueda expandirse, esto se logra mediante la entrega de tributos. Así, cada región (equipo) se posiciona en el juego de acuerdo a su nivel de evolución y entregas de recursos al Imperio.


Por otra parte, el rol del facilitador es clave para el éxito de la actividad, en tanto actúe como moderador del juego, observador y recreador, explican los creadores del juego en su página web. “Esto le permitirá identificar las competencias trabajadas y generar un descubrimiento en el equipo o participante a través de un espacio de reflexión”, señalan.

Con esa finalidad, la empresa ofrece como uno de sus productos una certificación para capacitar facilitadores en la implementación de esta herramienta.

Experiencias valiosas

Empresas como Torrevieja han aplicado la dinámica del juego que plantea Imperio para trabajar los valores de la organización junto a su equipo de colaboradores.

A través de su fórmula descontracturada y diferente de trabajar sobre el talento y las competencias de las personas y los equipos, la gamificación es un instrumento cada vez más valorado por las organizaciones.


El equipo de Lema, Malián y Silva ha trabajado con empresas de distintos sectores como industria, consultoría, servicios, entre otros, tanto en Uruguay como fuera de fronteras.

“Desde nuestra experiencia en distintos contextos empresariales, visualizamos la necesidad de contar con herramientas distintas a las tradicionales y más efectivas que movilicen a las personas, en un clima distendido, que favorezca el aprendizaje y la generación de nuevos hábitos para lograr su desarrollo en la organización y en la vida”, destacó Lema.


En la empresa Torrevieja, dedicada a la industrialización de sal, el balance de su experiencia con Imperio es satisfactoria.

“Encontramos en la gamificación una muy buena manera de bajar a tierra los valores organizacionales que nos definen como empresa y construirlos de una manera integral con el 100% de los trabajadores”, señaló Paola Rossini, jefa de Recursos Humanos de la compañía.


“En particular a Imperio, lo vimos como una muy buena opción de trabajar un tema que en ocasiones cuesta abordarlo de una manera que las personas lo asimilen y lo hagan suyo. Al jugar, pero sin infantilizar la situación y a las personas, apareció la esencia de cada uno y al tratarse de valores es algo que sumó y mucho para la instancia”, comentó.

Rossini: “Fue una muy buena manera de bajar a tierra los valores de la organización y trabajarlos con los equipos”


La jefa de Recursos Humanos de Torrevieja indicó que quienes participaron de la actividad -fueron siete grupos en momentos separados- vivieron el juego como una “experiencia divertida y descontracturada”, donde cada uno aportó de sí mismo para contribuir a la definición de los valores de la compañía.


“Dado que lo hicimos en siete grupos de ocho personas cada uno, pudimos poner foco en lo comportamental de cada uno con mayor profundidad que si se hubiese hecho (la actividad) con todo el equipo junto de más de 60 personas”, explicó Rossini.

El trabajo realizado con Imperio en los valores de la empresa fue un punto clave para generar los insumos para trazar el plan de trabajo para el resto del año, tanto a nivel grupal como personal con todos los colaboradores que integran la organización, agregó.

Marroche: “Nos mostró cómo enfrentamos los desafíos, cómo negociamos y brindó la interacción para resolverlos”


Pablo Marroche, director ejecutivo de Desem Jóvenes emprendedores, también consideró valioso el aporte de la gamificación en la organización.


“Imperio permitió encontrarnos a compartir una instancia de juego y reflexión. Para nosotros, como educadores y líderes de talleres con niños y jóvenes, es genial vivir esa experiencia de participante en una actividad lúdica”, afirmó Marroche. Por lo vivido concluyó que este juego “es una herramienta que nos permitió salir de la rutina y ayudó a conocernos un poco más. Nos mostró cómo enfrentamos los desafíos, cómo negociamos y brindó la interacción para resolverlos”.


A través de las técnicas del juego, las personas y las organizaciones se potencian y ganan en habilidades y autoconocimiento, más allá de quien se imponga en la partida sobre el tablero.




O Resumo Edición Nº 458 - 7 de Mayo de 2021

Fuente: negocios.elpais.com.uy 26.04.2021

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