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Escapadas cerca de A Coruña que no hay que perderse

A Coruña es una de esas ciudades cálidas y hospitalarias en las que uno se siente como en casa. Una ciudad que mira al mar desde su Torre de Hércules y a la ría desde sus galerías acristaladas. En ella la vida calmada se siente, se respira y también se saborea gracias a su deliciosa gastronomía.

Pero más allá de la ciudad hay pueblos bonitos en A Coruña que atrapan al visitante. Y no solo pueblos, también espacios naturales mágicos y rincones en los que aprender mucho de la esencia de Galicia. Los que vamos a ver son solo algunos de esos lugares que merece la pena descubrir a menos de una hora de la “ciudad de cristal”.

Alternativas que, más allá de las más clásicas como Fisterra o Santiago de Compostela, sorprenderán al viajero.


Los mejores planes cerca de A Coruña

Redes, sabor marinero


Redes. | Shutterstock

En la provincia con más kilómetros de costa de la España peninsular es fácil encontrar pueblos que han sabido conservar toda su esencia marinera. Pero Redes no es uno más. Cada paso en él es una pequeña sorpresa: casas de colores que se asoman a un diminuto embarcadero, viejas mansiones de indianos que recuerdan que este es un pueblo migrante o esas redes secándose al aire mientras cuelgan de estructuras de madera y que son las que dieron el nombre al pueblo.


Redes, a orilla de la ría de Ares y a poco más de media hora de A Coruña, es pura fotogenia. No puede extrañar que sea una de localidades más cinematográficas de Galicia y que haya enamorado a celebridades como Pedro Almodóvar, que rodó aquí Julieta (2016).


Fragas do Eume, visita imprescindible


Fragas do Eume. | Shutterstock

Se dice que los bosques gallegos son mágicos y que en ellos viven criaturas mitológicas. Y al adentrarse en el Parque Natural Fragas do Eumeesa es la sensación que se tiene. Es un fabuloso bosque atlántico costero, el mejor conservado de Europa. Tan denso que hay puntos donde los rayos solares apenas consiguen atravesar el follaje. Y a pesar de ello, es fácil seguir sus senderos para descubrir lugares como el antiguo monasterio de Caaveiro o el puente colgante de Cal Grande.


A solo 40 minutos de la ciudad, es uno de esos planes en los alrededores de A Coruña que hay que descubrir con calma porque en su interior el tiempo se detiene. Además, es perfecto para una excursión en familia o para perderse por alguna de sus rutas de senderismo.


Faros de Mera, las mejores vistas de A Coruña

Playa de Mera. | Shuttersotck

A solo 17 kilómetros de A Coruña, Mera no es demasiado conocido, quizá por eso se disfruta mucho más. Pertenece al concello de Oleiros, aunque tiene nombre propio por sus dos faros, que llevan más de cien años guiando a los barcos hacia el puerto coruñés. En uno de ellos se ha habilitado la antigua casa del farero como espacio expositivo y didáctico. Pero lo más fascinante es la vista de la costa que se observa desde ellos, con la Torre de Hércules justo enfrente.


Mera es uno de los rincones más encantadores de la provincia de A Coruña por otro tesoro: el Monumento Natural Costa de Dexo-Serantes. Son once kilómetros de acantilados oscuros, salpicados de vetas de cuarzo blanco y bufadores que escupen agua cuando el mar está embravecido.


Mugardos, para darse un festín

Mugardos. | Shutterstock

Para comer uno de los mejores pulpos de Galicia solo hay que alejarse 50 kilómetros de A Coruña. Pero que nadie espere el típico pulpo a feira, porque el que se prepara en esta localidad es diferente. Aquí se cocina con cebolla, pimiento rojo y patatas. Un festín que tiene fiesta propia cada mes de julio y que está declarada de Interés Turístico por la Xunta de Galicia.


Para bajar la comida, nada como dar un paseo para descubrir otras joyas de Mugardos. No hay que perderse su colorido paseo marítimo, un puerto que llegó a ser uno de los más importantes de Galicia, el castillo de la Palma o el yacimiento romano de los Baños de Caldoval. Más planes: darse un baño en la playa de Bestarruza si el tiempo acompaña o cruzar la ría en barca para llegar a Ferrol. Razones más que suficiente para incluirlo en esa lista de qué visitar en la provincia de A Coruña.


Melide, cruce de caminos

Melide. | Shutterstock

Melide tiene un significado especial en el Camino de Santiago. Es aquí donde se unen dos de las principales rutas jacobeas: el Camino Francés y el Camino Primitivo. Por ello, este pueblo conserva joyas como el que se considera crucero más antiguo de Galicia. Es de estilo gótico, data del siglo XIV y está junto a la iglesia de San Roque.


También merece la pena hacer parada en la iglesia de Santi Spiritus y en la de Santa María, un pequeño templo románico del siglo XII que es monumento nacional. Por supuesto, hay que cruzar el viejo puente medieval, el mismo que ha sido testigo del paso de los peregrinos durante siglos. Y en el camino desde A Coruña, situada a 70 kilómetros, una parada para visitar Betanzos, un pueblo que destaca por su arquitectura tradicional y su inquietante parque del Pasatiempo.


Ponte Maceira

Ponte Maceira. | Shutterstock

Es una de las escapadas desde A Coruña imprescindibles porque es uno de los pueblos con más encanto de la provincia. Podría sorprender si decimos que apenas es una aldea con poco más de 70 habitantes, pero esa tranquilidad es parte de su encanto y su esencia. La otra, un viejo puente románico que atraviesa el río Tambre y un pequeño casco urbano de calles empedradas perfectamente conservado.


Un par de antiguos molinos, un magnífico pazo, un antiguo cruceiro y varios hórreos completan la postal de Ponte Maceira. Una postal pequeña, pero que se puede hacer más grande dando un paseo por sus alrededores, poblados de pastos y bosques en los que es fácil perder la noción del tiempo. Y hablando de tiempo, desde A Coruña se tarda una hora en llegar aquí.


El pazo Mariñan y sus jardines idílicos

Pazo Mariñán. | Miguel Branco, Wikimedia

En los alrededores de A Coruña, a solo 25 kilómetros, el pazo Mariñan propone un auténtica experiencia sensorial. La construcción hunde sus orígenes en el siglo XV, aunque a lo largo de la historia ha sufrido diferentes remodelaciones y ampliaciones. Pero si merece la pena su visita es, sobre todo, por sus jardines. Forman un pequeño edén con parterres geométricos, un bosque de eucaliptos y una zona agrícola. Un jardín con una gran protagonista: la camelia. De hecho, se integra en la ruta de las Camelias.


Malpica, el comienzo de la Costa da Morte

Faro de Malpica. | Shutterstock

Con las islas Sisardas como telón de fondo y a poco más de 50 kilómetros de A Coruña, Malpica es un punto de partida perfecto para aquellos que deseen descubrir la belleza y las leyendas de la Costa da Morte. Pero no hay que moverse mucho para descubrir playas ideales para la práctica del surf o para darse un baño. Eso sí, conviene tener mucha precaución porque el oleaje es fuerte.


Si no es posible el baño, una alternativa es dar un paseo por esas playas. En este tramo de costa el mar embravecido ha dado forma a acantilados y cuevas espectaculares. Area Maior, Canido, Seaia o Seiruga son algunas de las playas de Malpica, una localidad que, por cierto, aún conserva su espíritu marinero y que representa uno de los mejores planes en A Coruña para espíritus inquietos.


Padrón, cuna de escritores

Padrón. | Shutterstock

Acabamos este pequeño recorrido por lugares qué visitar en A Coruña en Padrón, que está a algo menos de cien kilómetros. Tal vez lo primero que venga a la mente al escuchar este nombre son sus célebres pimientos. Pero lo cierto es que es mucho más que eso. Es la cuna de dos de los grandes de las letras españolas: Rosalía de Castro y Camilo José Cela. Aquí es posible seguir los pasos de ambos y visitar, por ejemplo, el museo dedicado a la figura del Premio Nobel de Literatura en 1989.


Y aún hay más que descubrir en Padrón. Por ejemplo, su relación con la Ruta Jacobea. Cuenta la leyenda que los restos del apóstol Santiago llegaron en barca desde Palestina al puerto de la antigua Iría Flavia, en lo que hoy es este municipio. De hecho, su nombre derivaría de “pedrón”, la piedra a la que se amarró aquella embarcación.


El gran misterio de la iglesia de la Vera Cruz de Segovia


La iglesia de la Vera Cruz es uno de los monumentos religiosos más visitados de Segovia, no solo por su impresionante arquitectura, sino también por las historias que la rodean. Se localiza en el barrio de San Marcos, en el camino a Zamarramala. Una pequeña localidad a 5 kilómetros de la capital, que pertenece al término municipal de Segovia desde la década de 1970.


Del mismo modo que su ubicación administrativa fue discutida, su construcción también es un tema muy debatido. Pero esta no es la única cuestión polémica sobre esta edificación religiosa. Quizás, quien se acerque lo suficiente, pueda escuchar los secretos fundidos en la argamasa de sus piedras. Palabras que labran historias sobre cuándo se edificó, por qué y sobre todo, quién lo hizo… El misterio permanece en pie desde principios del siglo XIII y todavía no se ha alcanzado un acuerdo.


Un lugar marcado por la historia


Alcanzar la iglesia de la Vera Cruz de Segovia no deja indiferente a nadie. Tan solo su ubicación, por sí misma, resulta sorprendente para muchos, fuera de los límites de la ciudad. Se trata de un lugar muy especial, no solo por su localización extramuros. Sino también porque la iglesia se levanta sobre una ladera rocosa repleta de tumbas que se han excavado en la piedra.


Su fundación data de principios del siglo XIII, aunque todavía no se ha llegado a un acuerdo sobre su autoría. Aún hoy se discute si sus padres fueron los Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro o los Caballeros de la Orden del Temple. Un ejemplo más, como tantos en la historia, de la dificultad de distinguir entre leyenda y realidad, realidad y leyenda. Pero a la iglesia de la Vera Cruz no le afecta este debate. Erguida sobre su talud pedregoso, permanece imperturbable al paso de los siglos, y ahora al ir y venir de los coches que, como tantos días y tantas noches, se acercan y se alejan.


Plano de la Iglesia de la Vera Cruz junto a la carretera. | Shutterstock

El año 1216 supuso un hito en la corta historia del templo. El Papa Honorio III le otorgó como reliquia un trozo de la Cruz de Cristo. Ahora, este testigo del Lignum Crucis se custodia en la nueva iglesia parroquial de Zamarramala, dejando vacío el retablo relicario en el que descansó durante más de cuatro siglos.


En un principio la iglesia de la Vera Cruz fue iglesia parroquial de Zamarramala, hasta finales del siglo XVII, momento en el que se levantó una nueva sede parroquial, con el nombre de iglesia de Santa María Magdalena. En el año 1692 la Vera Cruz se colocó bajo la tutela de la Virgen de la Paz, que, moldeada en piedra en uno de los ábsides, ha sido y es testigo de excepción de la historia. A pesar del cambio de titularidad y de nombre, siguió reconociéndose como iglesia de la Vera Cruz.


La desamortización significó un giro en el destino del templo de la Vera Cruz, llegando a utilizarse incluso como pajar. El año 1919 la vio renacer como lugar de culto y fue declarada Monumento Nacional por una Real Orden de ese mismo año. Pero no fue hasta después de la Guerra Civil cuando se acometió la restauración del edificio, entre 1946 y 1949, por Francisco Javier Cabello Dodero. Y ya rozando la década de los 50, el Ministerio de Educación Nacional cede la iglesia a la Orden de Malta, haciéndose oficial la toma de posesión en mayo de 1951.


Un recorrido por su arquitectura

La Iglesia de la Vera Cruz, levantada en mampostería, es un templo de estilo románico, con un cuerpo centralizado realizado en piedra labrada, al igual que las columnas, los arcos y los vanos. Consta de doce lados y dos cuerpos, a imagen de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. Una similitud que le valió ser reconocida con ese mismo nombre.


La parte central, una cubierta con forma piramidal, aloja una linterna. La cabecera, con orientación Este, en principio contó con un triple ábside, al que se sumó un cuarto como alojamiento de la sacristía. Todas estas son características asimiladas a los antiguos baptisterios romanos de las primeras épocas del cristianismo, imitados posteriormente en las construcciones de templos de Órdenes Cruzadas. Del mismo modo que se identifican en Torres del Río, Navarra.


Visión completa de la iglesia bajo el cielo del atardecer. | Shutterstock

El interior queda iluminado por la luz natural a través de pequeñas ventanas saeteras que se abren en el muro de sillería. Un deambulatorio dividido en doce tramos rodea el edículo, o cuerpo central, formando distintos espacios abovedados. Sobre ese espacio central, cincelada en el arco, una inscripción fundacional recibe al visitante.


La portada principal está formada por un arco en herradura, con tres arquivoltas con adornos en zigzag, apoyadas sobre tres columnas con representaciones en sus capiteles. En ellos, además de motivos vegetales, David y Goliat, junto a un león, se entretienen contemplando el paisaje. Y en el otro lado, la Santísima Trinidad convive con un grupo de demonios encargados de atar a un pecador. Pero lo que realmente alimenta la leyenda de su construcción es la cruz ubicada en el centro, igual a la de la Santa Reliquia de la Vera Cruz. Además de dos cruces de Malta, en las albanegas.


Detalle de la portada principal de la iglesia de la Vera Cruz, con el Alcázar de fondo. | Shutterstock

La puerta de acceso es más sencilla, pero merece la pena aguzar la vista para adivinar un relieve bastante deteriorado. En él, las tres Marías visitan el sepulcro vacío de Jesús, sobre el que se posa un ángel. A la derecha de esta puerta está la torre, en cuya base se sitúa la capilla del Lignum Crucis. En su interior el retablo de piedra caliza, ahora vacío, decorado con la corona de espinas, es lo primero que llama la atención. Pero la iglesia de la Vera Cruz sobresale por mucho más, entre otros templos de corte románico.


Al poco de llegar, su visita, tanto interior como exterior, se transforma en una especie de hilo de Ariadna que seguir. Sin soltar ese hilo el recorrido alcanza siglos de historia, frescos e inscripciones de encomiendas. Incluso se aprecian declaraciones de visitantes, prendados de la belleza que irradia la iglesia. Según Emilio Castelar, durante su recorrido en el siglo XIX “…es una de las obras que su contemplación más impone en las inteligencias…”. Algo que, sin duda, ningún visitante se atreverá a discutir.


Los misterios que rodean a la iglesia de la Vera Cruz


Imagen de la cruz ante la fachada de la iglesia | Shutterstock

Algunos historiadores conceden a los Caballeros de la Orden del Temple la autoría de la iglesia de la Vera Cruz buscando su parecido con la Cúpula de la Roca, en Tierra Santa. Pero la leyenda de la fundación templaria no solo se alimenta de su parecido arquitectónico con las edificaciones de esta orden. Ni tampoco del documento del Papa Honorio III en el que se indica que se envía a la Orden Templaria una reliquia de la Vera Cruz. La leyenda templaria de la iglesia de la Vera Cruz, conocida durante mucho tiempo como iglesia del Santo Sepulcro, trasciende arquitecturas y misivas papales.


Es necesario sumergirse en las historias que, en la voz de las gentes del lugar, se entretejen con la historia oficial. Es esta tradición oral la que sitúa la muerte de un caballero templario en el curso del año 1162, y el traslado de su cuerpo hasta los muros de la edificación. Parece que, durante la noche, el caballero que velaba el cuerpo quedó dormido, momento que los grajos aprovecharon para penetrar en la iglesia y destruir el cuerpo. Al cabo de un rato, el vigilante despertó y horrorizado espantó a las aves maldiciéndoles con la prohibición de entrar de nuevo en aquel lugar santo. Se dice que, desde aquel momento, no han vuelto a verse grajos acercarse a las piedras de la Vera Cruz. Solo las golondrinas vigilan el templo.


Otra leyenda localiza en la parte subterránea de la iglesia imponentes tesoros templarios. Grandes riquezas que fueron enterradas allí por caballeros cuyos cadáveres todavía los custodian hoy en día. Manteniéndose en guardia y dispuestos a paralizar con rayos fulminantes a quien se atreva mover siquiera una sola de las piedras.


El número doce, por todos los rincones

Estas historias acompañan inevitablemente la visita. El recorrido de la iglesia de la Vera Cruz se realiza cogido de una mano neblinosa que lo guía. Una niebla de misterio y energía que se percibe ya en las inmediaciones del lugar. Claroscuros de preguntas sin respuesta, cuartos secretos y el número doce que lo envuelve todo, dejando entrever la profunda huella de su simbolismo. Doce apóstoles, doce signos zodiacales, doce tribus de Israel, doce puertas de Jerusalén, doce meses del año y los doce lados de la iglesia de la Vera Cruz de Segovia.


Panorámica del Alcázar de Segovia, iluminado durante la noche | Shutterstock

El misterio está servido y acompaña al viajero en su regreso. Es difícil sacudirse el polvo de su historia, aún acercándose a conocer el cercano Alcázar, del que se obtiene una bellísima imagen desde la iglesia. Ni siquiera relajándose por la zona, descubriendo la Granja de San Ildefonsoo los preciosos pueblos que por allí se esconden, es sencillo abstraerse. La visita a la iglesia de la Vera Cruz queda en el recuerdo.


El mejor banco del mundo está en España


Se cuentan por decenas los rincones de Galicia que pueden presumir de tener unas vistas de ensueño, pero hace tiempo se decidió, a modo de consenso, que este banco de los acantilados de Loiba era uno de los imprescindibles. Desde que unos visitantes grabaran en su respaldo la inscripción “the best bank in the world”, desde que la Unesco lo popularizara con una preciosa fotografía nocturna obra del fotógrafo Daniel Caxete, son miles los visitantes que han acudido a contemplarlo por sí mismos. Dicen que es el banco con las mejores vistas de España.


En realidad va más allá, pues este banco, situado en la costa de Loiba, en el municipio de Ortigueira, está considerado el banco más bonito del mundo. Esta expresión puede sentirse inexacta, porque el banco en cuestión es un banco y nada más, como otro cualquiera. Lo que sí le caracteriza son las impresionantes vistas que se extienden ante él y la sensación de infinitud que experimenta el viajero que en él se sienta.


El mejor banco de España

La vista infinita desde el mejor banco del mundo. | Shutterstock

En los últimos años, el lugar se ha llenado de turistas. Quién puede culparlos. Todos desean contemplar esas impresionantes vistas de la costa, que se extiende hasta donde alcanza la vista.


La tranquilidad o la bravura del mar, los sobrecogedores acantilados, las playas, los campos alrededor. El romper de las olas contra las rocas, el sonido del viento, el cabo de Estaca de Bares, que es el punto más septentrional de la Península, el que divide el Cantábrico del Atlántico. Quizá el banco no sea el más bonito, pero el lugar en el que se ha asentado cuenta con todos los estímulos para conquistar al viajero.


Las vistas desde el lugar son impresionantes | Shutterstock

Los alrededores pueden completar lo que sería una visita completamente sensorial, pues se extienden rutas de senderismo en todas las direcciones. También la famosa e impresionante playa de las Catedrales, cuyas formaciones geológicas parecen sacadas de cualquier sueño imposible. Merece la pena visitar este rincón de Galicia en cualquier momento del año, a cualquier hora del día. Pero el consejo es evidente: mejor que sea al atardecer. Será inolvidable.



Las mejores escapadas cerca de León

A León le sobran atractivos para pasar unos días inolvidables. Historia, cultura y gastronomía se dan la mano aquí hasta conseguir seducir a todo aquel que visita la ciudad. Ahí está su catedral gótica, la Casa Botines o el convento de San Marcos, entre otras joyas arquitectónicas. Y todo ello sin olvidar ese placer que supone probar una gastronomía tan deliciosa como contundente. Además, no hay que marcharse sin explorar la provincia, pues pueden disfrutarse de escapadas cerca de León verdaderamente fascinantes y, en algunos casos, inesperados. Este es un pequeño recorrido por esos tesoros, un aperitivo para abrir boca, porque si hay algo que tiene esta provincia es que siempre sabe a poco.


Planes cerca de León

Castrillo de los Polvazares, herencia arriera

Castrillo de los Polvazares. | Shutterstock

Es uno de los pueblos más bonitos de León. Un lugar donde da la impresión de que el tiempo se detuvo hace mucho. Al pasear por sus calles empedradas es fácil imaginarse el trasiego de los antiguos arrieros maragatos, personajes de gran influencia que comerciaban con mercancías muy valoradas hace siglos, como salazones o vinos. Hoy ese trasiego lo sustituye el de los viajeros que llegan a Castrillo de los Polvazares atraídos por su belleza y el de peregrinos que realizan el Camino de Santiago.


Pero no hay que dejarse atrapar sólo por el encanto de su calle Real o sus plazas. Este pueblo esconde otros tesoros, como la iglesia de San Juan Bautista, los escudos que decoran las fachadas de muchas casas o sus singulares portones. Y no hay que olvidar su especialidad gastronómica: el cocido maragato. Tiene la particularidad de que se come al revés: primero la carne, luego los garbanzos y, finalmente, la sopa. Después de tan contundente comida, habrá que darse un buen paseo para reunir fuerzas y regresar a la capital de la provincia, que está a algo menos de una hora de camino.

Faedo de Ciñera, un bosque de cuento


Faedo de Ciñera. | Shutterstock

No hay que alejarse mucho de León, apenas 40 kilómetros, para encontrar un rincón de auténtica fantasía. Este pequeño hayedo se reconoció hace unos años como el bosque mejor cuidado de España. Solo por ello merece la pena perderse por sus senderos y recorrerlo sin prisa.


Tal vez en el camino encontremos a la bruja Haeda. Una bruja que, a pesar de recibir poderes del mismísimo diablo, murió por hacer el bien y desde entonces protege a los niños que se internan en el bosque. Mucho más sencillo quizá será encontrarse con Fagus, un magnífico ejemplar de haya casi tan viejo como la bruja Haeda, puesto que se le calculan nada menos que 500 años de vida.


Cueva de Valporquero, una catedral subterránea


Cueva de Valporquero. | Shutterstock

Sumergirse en las entrañas de la tierra y sorprenderse con todo lo que la naturaleza es capaz de hacer siempre es un buen plan para disfrutar con niños. León tiene su propio tesoro geológico y está a solo 50 kilómetros de la capital de la provincia. Es la cueva de Valporquero.


Un recorrido de 1300 metros lleva a siete salas decoradas con impresionantes estalagmitas, estalactitas y columnas que muestran el incansable trabajo del agua durante un millón de años. Sus nombres (la Gran Rotonda, la Gran Vía, la Sala de las Maravillas o la Sala de las Hadas) solo dan una ligera idea de lo que en esta cueva espera al visitante porque cualquier descripción siempre se quedará corta. Por ello, es uno de los lugares que sí o sí hay que ver si uno se plantea poner en marchas escapadas desde León.


Parque Natural de Babia y Luna, para perder la noción del tiempo


Parque Natural de Babia y Luna. | Shutterstock

Estar en Babia, en el sentido más literal de la expresión, es un auténtico placer, un lujo para los amantes de la naturaleza, de la historia y de la astronomía. El Parque Natural de Babia y Luna esconde tantos tesoros que merece mucho más que una escapada corta desde León. En sus tierras se descubren varios lagos de origen glaciar en un paisaje abrupto y montañoso. También una de las joyas arquitectónicas de León: el palacio de los Quiñones, hoy convertido en centro de interpretación del parque.


No es todo. Babia es uno de esos lugares en los que aún es posible contemplar el firmamento en toda su plenitud, De hecho, se ha reconocido como Parque Estelar y dos de sus rincones son Reserva Starlight: la Laguna Grande y la ermita de San Bartolomé. Y todo ello a solo una hora de León, ya en la frontera con Asturias.


Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, una sorpresa escondida

Colinas del Campo de Martín Moro Toledano. | David Perez, Wikimedia

Su nombre es inversamente proporcional a su tamaño. Pero no hay que dejarse llevar por la anécdota. Es cierto que es uno de los pueblos de España con un nombre más largo. También es cierto también que con sus apenas 80 habitantes forma parte de esa España vaciada. Pero, ante todo, es uno de los secretos mejor guardados de León.


Con sus casas de piedra de arquitectura tradicional y sus callejuelas adoquinadas, Colinas del Campo de Martín Moro Toledano está declarado Conjunto Histórico-Artístico. Está, además, rodeado de un entorno de enorme belleza y valor ecológico y es un buen punto de partida para visitar algunos de los puntos mas representativos de la comarca del Bierzo. Todo a 80 kilómetros de León, perfecto para una pequeña escapada.


Los fiordos leoneses, deporte y diversión

Embalse de Riaño. | Shutterstock

La construcción del embalse de Riaño se considera una de las mayores catástrofes medioambientales de la historia reciente de España. Bajo sus aguas quedaron sumergidos nueve pueblos. Su recuerdo, y también el de la lucha por salvarlos, aún permanece. Pero Riaño se ha reinventado y el embalse se ha convertido en un reclamo turístico, gracias a unas aguas claras que reflejan las cumbres de las montañas que lo rodean y a que sus brazos recuerdan a esos fiordos del norte de Europa.


Recorrer el pantano en barco o practicar deportes acuáticos son solo algunas de las actividades que se pueden realizar. También hay rutas senderistas. Y para los más tranquilos el plan es admirar el paisaje desde el que se considera el banco más bonito de León o desde los diferentes miradores que se reparten en su entorno. Precisamente, cerca de uno de ellos, en el paraje de la Hazas, se encuentra uno de los columpios más grandes de España, con nada menos que ocho metros de altura. Evidentemente, no es solo para niños.


Viñedos de Valdevimbre, cultura del vino

Viñedos de Valdevimbre. | Shutterstock

A menos de 30 kilómetros de León se puede descubrir uno de los rincones más especiales de la provincia. Especial por su significado y, tal vez, por lo inesperado que puede resultar el paisaje. Sobre unos suelos aparentemente pobres se cultivan las vides que dan cuerpo a vinos con Denominación de Origen Tierra de León.


Los amantes de los vinos tienen a su alcance aquí una interesante ruta ecoturística que incluye la visita a bodegas y cuevas para conocer más de cerca el proceso de elaboración de los caldos. Para los que busquen otro tipo de experiencia, en la comarca de Valdevimbre hay diferentes rutas de senderismo de muy poca dificultad perfectas para realizar a pie, en bicicleta o a caballo.


Las Médulas, un paisaje fruto de la mano del hombre

Las Médulas. | Shutterstock

Es una de las escapadas desde León imprescindibles. En Las Médulas las heridas de una antigua mina de oro a cielo abierto se han cubierto de castaños que crean un paisaje casi surrealista. Rojizos y verdes cubren un lienzo que es Patrimonio de la Humanidad por su singularidad.


De las entrañas de estas tierras los romanos extrajeron oro durante décadas. Excavaron túneles y canales y provocaron derrumbamientos de tierra para encontrar el valioso metal. Aquella mina es hoy uno de los lugares más singulares que se pueden visitar en León, no solo por las vistas (no hay que perderse las del mirador de Orellán), también por esa particular historia que encierra. El esfuerzo que suponen los 150 kilómetros desde León bien merece la pena.


Astorga, arquitectura y gastronomía

Astorga. | Shutterstock

Es inevitable. A la hora de plantearse qué visitar en León, Astorga merece un puesto de honor. Y basta con un pequeño resumen para convencerse de por qué no hay que pasar de largo. De la romana Asturica Augusta se conserva la muralla y numerosos restos arqueológicos. Su catedral del siglo XV sorprende por su belleza y sus dimensiones. Y justo enfrente se eleva una de las pocas obras de Gaudí fuera de Cataluña: el Palacio Episcopal.


Pero la capital de la Maragatería, a solo 50 kilómetros de León, es también parada obligada para los amantes del buen comer. Su cocido tiene fama más que merecida y, de postre, una visita al Museo del Chocolate, que recuerda la que fuera una de las grandes industrias de la localidad y que es irresistible en todos los sentidos.


Carrión de los Condes, ya en tierras palentinas

Carrión de los Condes. | Shutterstock

Aunque la provincia de León puede dar para un sinfín de escapadas, también merece la pena aventurarse por provincias vecinas para descubrir lugares tan interesantes como Carrión de los Condes. Esta localidad de Palencia se encuentra a poco más de una hora de León y ofrece suficientes atractivos como para hacer una visita.


Paso del Camino de Santiago, atesora un fabuloso patrimonio monumental, en su mayor parte religioso. No hay que perderse el monasterio de San Zoilo, la iglesia de Santiago o la de Santa María del Camino. Tampoco la plaza Mayor, la muralla o sus casas blasonadas. Todos ellos son recuerdos de épocas de esplendor en las que esta era parada obligada en la Ruta Jacobea.


La entrada Las mejores escapadas cerca de León se publicó primero en España Fascinante.




O Resumo Semanal - Edición Nº 549 - 18 de Mayo

Fuente: espanafascinante.com 7.5.2023


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