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ELISEO RIVERO FREIRE

DIRECTOR DE BARRACA PUNTA DE RIELES, EMPRENDEDOR GALLEGO 2014. SOCIO Nº 5- FUNDADOR DE AEGU.


Soy Eliseo Rivero Freire, ourensano, hijo de Cristalina Freire y Celso Rivero; nací un 15 de Setiembre hace 83 años en un pueblo llamado Covas Do Rio, del Concello de A Merca. Mis padres eran labradores de la tierra, trabajaban las tierras de otros. Soy el tercero de 5 hermanos. En Covas do Rio éramos 12 personas en mi familia: mis padres, mis abuelos, mis tíos y mis hermanos.  A los 9 años debimos mudarnos con mi familia a Vilanova Dos Infantes por razones de trabajo de mis padres, eran tiempos difíciles.

A pesar de que la escuela estaba al lado de mi casa, pude ir pocas veces desafortunadamente, me hubiera gustado, teníamos que ayudar a trabajar las tierras. La escuela principal que tuve fue mi querido abuelo materno Valerio, que me enseñó mucho en pocos años, más que nada sobre la vida, fue un gran maestro para mí, que hasta el día de hoy es mi referente al momento de tomar decisiones. Con 17 años me dijo que tenía que venirme a la América para poder progresar, y me prestó el dinero para el pasaje.

En esa misma época, en 1951, conocí a Elvira, una “moza” de Orga, en la fiesta homenaje por los 100 años de Curros Enriquez. Luego de cumplir los 18 años, el 13 de diciembre de 1952  salí de Galicia rumbo a la “América”. Partí del puerto de Vigo, dejando a Elvira embarazada de nuestra hija Mary, dejando a mis padres y 3 de mis hermanos, dejando a mi abuelo Valerio, dejando mis amigos, mi pueblo, mi hogar. El equipaje con el cual salí de mi hogar fue una pequeña maleta, una manta, un reloj, y la voluntad de salir adelante. Al llegar a América mi primer destino fue Brasil, la ciudad de San Pablo porque no tenía quien me reclamara en Uruguay. Ahí trabajé como carpintero de obra, de esa forma pude juntar el dinero que me había prestado mi abuelo y devolvérselo.

Me hablaban maravillas del Uruguay en ese momento; así que en 1954, con 19 años, luego de 8 días de viaje en un tren de carga, el 17 de enero arribé a Uruguay. Llegué a Montevideo, con mucha esperanza y con el deseo de comenzar una nueva etapa de mi vida; tal es así que al día siguiente ya estaba trabajando. Mi primer trabajo fue en un Bar en Agraciada y San Martín, durmiendo en una cama que nos turnábamos con otro “chaval” para usar. Al poco tiempo, el 25 de mayo de ese año, me fui a trabajar a una barraca en el km 19 de la Ruta 8, Barraca Lirola, donde me sentía más cómodo porque ya había trabajado en Brasil como carpintero de obra.

En cuanto pude reclamé a mi familia, pude traerlos, y así conocí a mi hija, Mary, que ya tenía casi 3 años en ese momento. En cuanto mi mujer e hija estuvieron conmigo, con la experiencia que yo tenía en ese momento, las ganas de emprender algo y la ayuda de los amigos, el 5 de agosto de 1957 comenzamos a fabricar bloques y piezas de hormigón para vender, comenzando así la historia de nuestra barraca. Con los ahorros compramos un terreno a pagar a plazo donde construimos una modesta barraca con la ayuda de la familia y amigos. Como solía decir mi abuelo Valerio: “Con ganas y con esfuerzo uno puede llegar donde la familia y los amigos lo apoyen para llegar”.

Nació acá mi hijo, Eliseo Rivero hijo, Tito. En 1959, ya nos instalamos donde está ahora parte de la Barraca “Punta de Rieles”, y a partir de allí fuimos creciendo de a poco pero sin parar, porque en la zona todo estaba en construcción. El barrio y los alrededores se fueron poblando, y nosotros supimos ver y acompañar ese crecimiento. Siempre queriendo mejorar fui observando para aprender, y pensando maneras para continuar creciendo la barraca. Compramos un camioncito a crédito en 1960, era un Chevrolet del 47´, y desde ahí fuimos ampliando y mejorando vehículos y las instalaciones de la barraca. Comenzamos como un pequeño negocio familiar al cual con el correr de los años le hemos ido incorporando personal que forman hoy nuestro equipo de trabajo que consideramos como parte de nuestra familia. Comenzamos el negocio vendiendo lo básico para construir, luego fuimos agregando rubros, hasta el día de hoy que contamos con materiales de construcción, ferretería, pinturería, además de venta de artículos de bazar, electrodomésticos, bicicletas y motos.

Pensando siempre en hacer cosas es como hace unos 20 años comenzamos a construir algunos galpones en la zona para alquilar. Y más recientemente hicimos 2 fraccionamientos de varios solares, el primero lleva el nombre de “Barrio Valerio” en honor a mi querido abuelo, en agradecimiento a lo que me enseñó y me ayudó, confiando en mí siendo un muchacho. Con los fraccionamientos permitimos que familias del barrio dejaran de pagar alquiler y destinaran ese dinero a  tener su casa propia, vendiéndoles los solares en cuotas y ayudándolos también con descuentos en la compra de los materiales para construir. Al pasar los años es muy gratificante ver como se han formado esos mini barrios, con gente luchadora que tiene ahí su hogar. Al día de hoy continuamos con proyectos inmobiliarios.

Pero hoy más que dichoso por los logros empresariales me siento realizado por los afectos que me rodean. Mi hijo Eliseo (Tito) que junto a mi yerno Carlos lideran la barraca, con mi nuera Marisel y nuestro equipo de gente que nos acompaña en estos 60 años que lleva Barraca Punta de Rieles en el rubro; mi hija Mary que se inició en la barraca y ahora tiene una ferretería propia. Mis 5 nietos que son mi orgullo, todos profesionales: una ingeniera química, una arquitecta, un contador, un escribano y un administrador de empresas. Mis 2 bisnietos. Y por sobre todo, mi mujer, Elvira, compañera de camino, con quien hemos hecho sacrificios y trabajado mucho. Siempre digo que de todos ellos estoy todos los días aprendiendo cosas.

Desde 1988 cada año hemos visitado Galicia con Elvira, donde tenemos hasta el día de hoy hermanos, primos y sobrinos; en Ourense, en Vigo, en La Coruña, y en Barcelona. Visitamos siempre Orga la aldea de mi esposa; y mi pueblo, donde pasamos cada vez que vamos el día de la Virgen del Cristal, que es la virgen patrona de mi pueblo, la que me ha acompañado siempre y a la que tanto tengo que agradecer, y que su fecha coincide con el día de mi cumpleaños.

Volviendo a España cada vez que podemos, y estando en contacto con los españoles residentes en Uruguay es que sobrellevamos la morriña que todo gallego emigrante sufre toda su vida por el desarraigo.

Considero a Uruguay mi país y a España mi patria. Por lo que siempre mantuve el contacto con mis paisanos, vinculándome en la Colectividad española en el Uruguay, de la cual tengo grandes amigos. Soy socio integrante de la Comisión del Centro Ourensans de Montevideo, del cual fui Presidente, hoy soy Secretario, y además voy todos los jueves a compartir con amigos. Soy miembro de la asamblea representativa de la Asociación Española, integrando hace más de 20 años su Comisión de Compras. He sido presidente del Hogar Español de Ancianos, teniendo la oportunidad de plantar un olivo con el Rey Juan Carlos, un roble con Don Manuel Fraga y un castaño con el presidente del Principado de Asturias. He sido 5 años Tesorero del Consejo de Residentes Españoles (CRE).

Soy el socio nº5 de la Asociación de Empresarios Gallegos del Uruguay, AEGU, desde que junto con unos 10 empresarios comenzamos a soñar con tener una asociación que nos uniera a todos aquellos que vinimos de Galicia y pudimos lograr tener un emprendimiento propio en Uruguay. Fue así como se formó un gran grupo de hermanos gallegos asociados para promover mejorar sus negocios y el de los otros. Fui 5 años Tesorero de Aegu, y Vicepresidente. Tuve la fortuna de poder participar de varios congresos de empresarios gallegos en el exterior, cuando existía Fegaex, entre ellos el de Caracas, Ciudad de México, Barcelona, San Pablo, Santiago de Compostela.

Destacando el de Rio de Janeiro, cuando en 1991, los empresarios me nombraron para la Orden de la Vieira, siendo mi padrino Celso Domínguez quien era presidente en ese momento. De esa convivencia con otros paisanos, rescato no solo contactos de negocio, y conocimiento sobre empresa, sino por sobre todas las cosas el haber ganado amigos que aún conservo. Y otros que ya no están pero han sido entrañables como Romariz. En el año 2014 tuve el gran honor de recibir por parte de AEGU el reconocimiento al “Emprendedor Gallego del Año”. Y en el año 2015  por parte del Gobierno de España, recibí la Medalla de Honor de la Emigración en reconocimiento a lo realizado por los emigrantes españoles en Uruguay.

Ésta es mi historia, la de uno de tantos chavales que salimos de Galicia con mucho en el alma y poco en la maleta y los bolsillos; con ese querer progresar sin temerle al sacrificio, con esa alegría de vivir a pesar de los pesares. Siempre digo que “es muy triste emigrar”; pero en esa época era una necesidad. Es mi historia, pero es como la historia de tantos otros de ustedes o de sus padres o abuelos. Una historia de un emigrante gallego que vino a la América saliendo de la pobreza y del hambre, buscando oportunidades. Quiero agradecer a la Asociación de Empresarios Gallegos del Uruguay por querer conocer mi historia, lo que me honra y me colma de alegría tanto a mí, como a mi familia. Abrazo a todos.



O Resumo Edición Nº 305 - 10 de Noviembre de 2017

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