En veinte años, Vigo tendrá más jubilados que personas en edad de trabajar
- AEGU

- 23 oct
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En 2044 quedarán 130.000 cotizantes entre 20 y 65 años en la ciudad, y hasta 143.000 pensionistas de 65 a 100 años


Angeles Nieto, profesora viguesa de 44 años, forma parte de esa franja de edad, los últimos de la Generación X y los primeros millennials, que dentro de 20 años engrosará la lista de pensionistas de la ciudad. Será entonces, cuando haya más jubilados que personas en edad de trabajar, si se mantiene el modelo de pensiones actual.
Las 26.323 personas empadronadas en Vigo que tienen ahora edades comprendidas entre los 45 y 49 años se jubilarán dentro de dos décadas, en 2044, si todo se mantiene igual. Son la Generación X, también conocidos como los últimos boomers españoles. Nacieron en los años 70 y principios de los 80, en plena transición democrática. Es la franja de población más numerosa de la ciudad. Sus hermanos mayores, que tienen ahora entre 50 y 54 años, suman otras 24.449 personas.
En menos de 20 años ese conjunto de 50.000 personas (uno de cada seis vigueses) se habrá jubilado y cobrará una pensión de la Seguridad Social. Llegado el 2044, no tendrán reemplazo de cotizantes que paguen su pensión porque solo quedarán 30.000 vigueses con edades de 45 a 54, si nada más cambia. Esto se debe a que tras el bum de las familias numerosas de los años 60 y 70, comenzó a declinar la tasa de natalidad. La caída de población en Vigo ha sido frenada parcialmente con la incorporación de inmigrantes que se empadronan y cotizan.
Este desfase con menos cotizantes que pensionistas es la proyección que se puede obtener de la población de Vigo dentro de veinte años en base a los datos estadísticos del Instituto Galego de Estatística (IGE) de 2024.
La evolución de la pirámide de población de Vigo muestra que en 1991 había una gruesa franja de edad de 70.000 personas que tenían entre 10 y 24 años, nacidos entre 1966 y 1981. Pertenecen a la llamada Generación X o boomers tardíos, nacida al final del bum del desarrollismo en España, que duró hasta 1977. Sus padres, los boomers, habían emigrado desde la aldea a la ciudad a trabajar en las fábricas, y pronto se compraron coche y piso. Los hijos se educaron en las masificadas aulas de la EGB y, aunque pasaron su infancia en una dictadura, en su edad laboral vivían en plena democracia y en un país miembro de la UE. Les pilló la reconversión de los astilleros y la droga en los barrios. Sin embargo, salieron beneficiados por la entrada masiva en la universidad y por la gran oferta de plazas de funcionario en la Administración. Cuando se hipotecaron con 30 años, los tipos de interés habían caído y los bancos concedían más del 100 % del préstamo.
Con un buen trabajo, bien formados y acostumbrados a viajar, viven igual o mejor que sus padres. Aquellos que nacieron a finales de los años 60, se empezarán a jubilar dentro de diez años, y en veinte, los de 1975. Peor suerte tuvieron los millennials, ahora con edades entre 30 y 45 años, golpeados por la crisis del ladrillo y la pandemia.
Con el aluvión de jubilaciones de la Generación X y los boomers tardíos, Vigo podría tener dentro de dos décadas 130.000 pensionistas de 65 a 95 años (y 143.000 personas, si se cuenta a los de 100 años). Por contra, en el 2044, las personas en edad laboral, entre 20 y 64 años, solo sumarán 130.444. Y 8.000 de 16 a 20 años.
Aunque la edad de jubilación se habrá elevado por ley hasta los 67 años o más en 2044, a efectos estadísticos y sin que nadie cambie (ceteris paribus) para el reportaje se ha tomado como referencia de la edad de jubilación la de 65 con datos de 2024.
Otra corrección técnica es que no todas las personas hasta los 65 años están aptas para trabajar, ya que hay cientos o miles de personas con discapacidad funcional, incapacidad temporal o permanente y absoluta, de las cuales no todas cotizan.
«Empecé a los 14 años como botones y me jubilé con 61»
José Luis Viñas, de 73 años, es el prototipo de boomer. Empezó a trabajar muy joven, en 1966, ascendió en la misma empresa, una compañía de seguros, se compró un piso y una segunda vivienda, y se jubiló con 61 años. «Empecé a trabajar de botones con 14 años, era un chavalito, y allí me quedé, hacía recados, archivar, ir a correos, lo que había, entonces se hacía todo a mano, no había informática. Acabé de jefe sección, llevando responsabilidad, pero a base de estar toda la vida. En el 2013 me jubilé antes de tiempo porque ya tenía muchos años cotizados, 61 años. », recuerda.
La vivienda llegó una década después de empezar como botones. «Mi primer piso me lo compré en 1975 después de licenciarme en el servicio militar. El piso estaba todavía en obra y me casé. Recién entregado, nos fuimos a vivir. Costó un millón de pesetas (6.000 euros), cada mes iba a la caja y metía 5.000 pesetas», relata.
Tras muchos años cotizados, se jubiló con 61 porque tenía una base muy alta y «antes hacían la media por esa base. Era muy normal jubilarse antes porque quedaba una base muy alta». Aprovechó para «viajar, hacer cosas, disfrutar de la familia y los nietos, ahora me voy a tomar un café y jugar la partida, hacer una vida relativamente tranquila». Sin embargo, teme por el futuro de sus nietos porque lo ve mal: «Lo van a tener difícil, la perspectiva laboral no es buena, y las pensiones no les veo mucho futuro».
«Me dedico al cine, vivo con mis padres, buscaré un colchón para mi pensión»
Julián es un centennial o nativo digital vigués de 25 años, también llamada Generación Z. Trabaja y estudia cine y está pendiente de entregar el Trabajo de Fin de Grado (TFG). Su primer trabajo fue a los 20 años, «justo antes de empezar la carrera», y siguió en los veranos. En el último curso, hizo prácticas en el audiovisual, lo suyo. «Vivo con mis padres y me planteo comprar una casa en las afueras de algún sitio porque es más abarcable pero deberé alquilar un tiempo para tener poder adquisitivo para comprar», dice. Es escéptico con las pensiones; «No debería llegar al futuro dependiendo de lo que vaya a tener sino buscar un colchón o un refuerzo».
«Aprobé una oposición a los 24 y tengo un piso de mis padres»
Ángeles Nieto es de la Generación X y casi millennial porque en breve cumplirá 45 años. Madre de dos hijos, empezó a trabajar «muy pronto, a los 24, porque al terminar la carrera, aprobé una oposición de Secundaria y llevo muchos años ahí dando clase». Respecto a la compra del piso, se considera «bastante afortunada» porque «tengo un piso que es de mis padres y nos lo cedieron a nosotros desde que nos vinimos a vivir para aquí». «Soy de esas personas afortunadas que tengo trabajo y no he tenido que comprar piso, lo hemos arreglado nosotros pero, realmente, en estos momentos no es mío».
Procede de una familia de emigrantes de Ourense. «Nací en los 80 y soy más privilegiada pero por la situación de partida de mis padres. Eran personas muy humildes, mis abuelos en realidad, y ellos trabajaron para tener lo que tienen y nos dieron a nosotras. Ellos subieron a Vigo muy jóvenes muy jóvenes y creo que se sacrificaron más que nosotras», afirma. «Soy una privilegiada de mi generación, sin duda viendo a mis compañeros, cinco años arriba, cinco años abajo. Nuestra generación ya empezó a tener las cosas más complicadas. El acceso a una vivienda, sin ayuda o teniendo un buen trabajo, y el mío no es malo, es muy difícil. No podría vivir donde vivo si no fuese por la ayuda de mis padres», indica. Cree que a sus hijos «yo nunca podré darles un piso aunque ahorrase lo que gane, es imposible».
O Resumo Semanal - Edición Nº 664 - 23 de octubre de 2025
Fuente: lavozdegalicia.es | 19 de octubre




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