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José María Villar Iglesias, un empresario gallego con mayúsculas



Hoy José María Villar Iglesias, un empresario gallego con mayúsculas. “Siempre me gustaron los desafíos, conocer nuevos rubros“… “siempre fui el sostén de mi familia y sabía que debía salir adelante como en su momento mis padres salieron por mí”… “hoy puedo decir que tanto mis padres como yo hemos hecho un poco de historia”…


Mi historia comienza el 26 de mayo del 1954 en Galicia, más precisamente en Razo da Costa, en Coruña. Hijo de Jose Villar y Dolores Iglesias, quienes en diciembre de 1956 deciden emprender un viaje en barco hacia Uruguay, buscando nuevas oportunidades y una mejor vida.


Al llegar ambos consiguieron trabajo, mi padre en un restaurante de Punta del Este y mi madre que queda conmigo en Montevideo, en la casa de la Familia Papantonaki, realizando las tareas de limpieza de ésta. Una familia que resultó de gran apoyo para nuestros primeros años en el país. Por supuesto qué, en ese entonces yo iba con mi mamá y mientras ella limpiaba, yo pasaba los ratos mirando revistas (según lo que ella relataba en el recuerdo de aquellos años), desde donde ya se veía mi perfil culto y educado (risas jajaja).



En 1961 apareció una gran oportunidad para mis padres, la compra de un restaurant llamado “La Flor” qué, por supuesto se pagó en varias, varias cuotas. Mientras esto sucedía, fue ese 19 de marzo, precisamente el día de mi santo San José, que tuve un accidente quemándome con un primus. Fue un año muy difícil ya que, mientras pasaba por 21 operaciones y sus recuperaciones, mis padres sacaban también el negocio adelante, como buenos gallegos que eran, emprendedores y con esa fuerza que los caracterizo siempre. Salimos adelante y logramos así comprar el negocio en su totalidad. Es en 1990 luego de jubilarse que vendieron el giro comercial y con esto lograron disfrutar de lo que por tanto tiempo fue trabajo y sacrificio.


En “ la Flor” viví mi infancia y adolescencia, los recuerdos que tengo son felices, siempre viendo a mis padres dando el ejemplo de trabajo, amor, honestidad y una gran escala de valores, todo eso fue lo que me llevo a encaminarme en la vida; a ellos los veía tanto en la cocina, como en la barra del bar, atendiendo las mesas; crecí comprendiendo que uno debe saber y hacer de todo. Así fui forjando mi vida empresarial entendiendo que todo lleva su sacrificio, su tiempo y que es eso, lo que nos permitiría tener un mejor pasar económico también.


Siendo un niño mi madre me llevo aprender acordeón, convirtiéndome así años más tarde en profesor de Solfeo. A los 15 años ingresé al cuerpo de baile de Casa de Galicia con el cual logramos armar un grupo muy unido y sano sobre todo; estuve allí 10 años en los cuales recorrí muchos lugares nacionales como internacionales representando mi Cultura Gallega. Los últimos 3 años fui profesor de la escuela de baile regional de Casa de Galicia, etapa muy importante para mí, conservando hoy muchas de esas amistades.

Si bien con mis hijos no tuve la misma suerte de tradiciones gallegas, la generación de mis nietos si vuelve a estas raíces. Forman parte del baile regional gallego en Valle Miñor y ahora en la post pandemia ingresarán en el Centro Gallego de Carrasco.


En los famosos bailes de casa de Galicia conocí a Carmen, gallega que había llegado a Uruguay en 1965, nacida en Ponteceso (Coruña) a 20 km de donde era yo. Hay una historia que se genera años después, en un viaje que realizan mis padres a España junto con la mamá de Carmen, donde llegan a la casa donde nació Carmen y a mi madre le resultó familiar el lugar, hablando y hablando resulta que mi madre de niña llevaba a las yeguas a preñar ahí. Que increíble las vueltas de la vida, tanto así que luego nos atravesamos ambos el océano y nos volvimos a encontrar aquí jajaja… tanto así que llevamos al día de hoy 45 años de casados y tenemos 3 maravillosos hijos Marisol, Betiana y Sebastián, y a su vez 3 nietos aun más maravillosos Nicolas, Sofia y Felipe.


Luego de casarnos, con 25 años y mientras cursaba el preparatorio de ciencias económicas me presenté a varios concursos en Tea Deloitte consultores, logrando en uno ingresar en Nidera Uruguaya S.A.. Aquí pude aplicar mis conocimientos teóricos con un tenedor de libros “Luis”, quien me enseño muchísimo sobre contabilidad, además de ser una excelente persona. También por concurso ingresé en Price Waterhouse, quienes me mandaron a trabajar al Frigorífico I.P.S.A., ingresando como jefe de administración. Fue aquí donde yo inicié mis pasos, adquirí mis conocimientos y supe que me quería dedicar a la Industria Frigorífica.


En el año 1997 comencé entonces mi propio emprendimiento en la Industria Frigorífica, y de la misma manera que iniciaron mis padres en su momento, con ayuda y con mucho trabajo logré sacar adelante lo que era mi gran sueño, armar mi propia empresa. Esta la inicié junto a Carmen y luego se fueron sumando cada uno de mis hijos; tanto es así que hoy dos de ellos siguen en el rubro.



Siempre me gustaron los desafíos, conocer nuevos rubros, y fue por ello también que estuve involucrado y emprendimos en el área de Diagnostico (rubro de la salud), hoy a cargo de una de mis hijas. Han sido estaciones de servicio, fábrica de plásticos, financiera, hotel de alta rotatividad. Siento que siempre me intereso probarme a mí mismo y saber hasta donde soy capas de llegar y aprender.


En este largo camino recorrido no todo fue fácil, hubo momentos difíciles donde siempre tuve la capacidad de buscar la salida, siempre fui el sostén de mi familia y sabía que debía salir adelante como en su momento mis padres salieron por mí. Por eso cuando veo mi camino recorrido siempre observo que, si no fuera por la base que mis padres me dieron, por lo que viví día a día, su esfuerzo y su pasión por las cosas, seguramente no estaría acá. Junto a Carmen hemos logrado que nuestros hijos mantengan las mismas enseñanzas, los mismos valores y la pasión por las cosas; actualmente ellos trabajan con nosotros y aunque no es fácil hemos logrado siempre juntos salir adelante.


Hoy ellos manejan los negocios, por eso que con Carmen hemos logrando lo que en su momento mis padres también lograron, disfrutar de lo que por tanto tiempo requirió sacrificio y dedicación. Por eso hoy puedo decir que realmente mi camino recorrido me llevo a ser un hombre feliz y agradecido, hoy puedo decir que tanto mis padres como yo hemos hecho un poco de historia.



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