Cristina Segade, de Carpintería Metálica Galanas, diseñó carros de desinfección, alfombras sanitarias y productos de higiene muy demandados
Cuando en la primera quincena de abril se decretó el parón de las actividades no esenciales por la pandemia del coronavirus, Cristina Segade se vio obligada a cerrar las puertas de Carpintería Metálica Galanas, una empresa fundada por su padre hace más de treinta años y de la que ella se tuvo que poner al frente cuando terminó su formación en derecho y empresariales. Coincidió con la crisis económica, y sin embargo, la nueva directora general no solo consiguió mantener la empresa a flote, sino que la modernizó y amplió. Sin embargo, cuando tuvo que cerrar hace dos meses, temió por el futuro de una plantilla formada por medio centenar de trabajadores que sacaron adelante a sus familias gracias a su trabajo en la firma, especializada en el diseño, fabricación y montaje de estructuras de hierro y acero inoxidable.
«Había dos opciones —recuerda la directora general reviviendo esos duros momentos—, o quedarnos paralizados por el miedo, o exponernos a la realidad, vivirla y sufrirla». Y decidió, como siempre, mirarle al futuro de frente. Lo primero que había que hacer, preparándose para la reapertura, era adecuar el centro de trabajo a las nuevas circunstancias, y además de echar mano del teletrabajo, se habilitaron las instalaciones con todas las medidas higiénicas que exige la crisis sanitaria. Fue entonces cuando Cristina Segade se dio cuenta de la necesidad que había en el mercado de productos de ese tipo, y decidió fabricarlos ella. «Nunca habíamos hecho productos finales, siempre instalaciones, pero esta vez lo hicimos, y funciona».
La idea fue fabricar carritos de limpieza con todo el material de desinfección para empresas, oficinas y comercios, con espacio para los guantes, rollos de papel, desinfectantes, dosificadores de geles... Los llama PMDI (punto móvil de desinfección individual). «Me dediqué a mandar correos, busqué direcciones de empresas a las que les podían interesar, lo anuncié en las redes sociales...». Y no tardaron en llegar los pedidos. Tantos, que ya vendieron más de un millar, dentro y fuera de Galicia.
Un aluvión de ideas
De un día para otro, crearon una página web en la que vender un producto novedoso en la larga trayectoria de la empresa. Y al mismo tiempo, las necesidades de sus clientes y la demanda del mercado les hizo pensar en nuevos modelos, como un carro que prima el diseño, otro dedicado al comercio minorista, dosificadores de pared, dosificadores de pie, papeleras con pedal y hasta alfombras encajadas en estructuras de acero inoxidable con desinfectante. «Las sanitarias son carísimas y estas hacen la misma función, así que se están vendiendo muy bien», dice orgullosa al frente de su equipo.
«Estoy pensando cómo mejorar las casas, ya que muchos se quedarán en verano»
Y fue tal el entusiasmo que le creó ver que había dado en el clavo, que ya está ideando nuevos proyectos para los próximos meses: «Estoy pensando cómo mejorar las casas, ya que muchos se quedarán en el verano. Estoy pensando en parrillas, en plataformas para las piscinas, en toldos a medida... El caso es seguir creando productos, es algo que no habíamos hecho pero que nos va muy bien».
Cristina Segade es una mujer joven que se tuvo que poner al frente de una empresa en la que la mayoría de los trabajadores son hombres y en un sector masculinizado. No se amilanó; es más, cuando se le encendió la luz en plena pandemia, le explicó la idea al equipo técnico «y todo el mundo se entregó, todos teníamos claro que lo importante era no parar». Socia de Executivas de Galicia, el suyo es un claro ejemplo de mentalidad empresarial, capaz de ver la oportunidad y desarrollarla. Pero ella no se da importancia: «Cuando se trabaja en equipo, con actitud positiva, desde la perseverancia y la ética, hay muchas más opciones de que las cosas sucedan».
O Resumo Edición Nº 416 - 5 de Junio de 2020
Fuente: lavozdegalicia.es 1.6.2020
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