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La moda del vino blanco pone en jaque a grandes regiones de tinto

Burdeos subvenciona el arranque del viñedo y países como España o Alemania han recurrido a la poda en verde y a la destilación de crisis



El consumo de vino en el mundo ha cambiado. El nuevo consumidor quiere vinos blancos o rosados, espumosos y afrutados, dejando de lado a los tintos más tradicionales de alta graduación. Así lo confirma un informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino, que recoge datos como que el consumo de vino tinto en los últimos quince años ha caído un 15 %, mientras que el de los blancos ha crecido un 10 % y el de los rosados un 17 %. Este cambio está afectando a las grandes regiones productoras de tinto en Europa. En Burdeos están subvencionando el arranque de viñedos, una medida que también se ha puesto sobre la mesa en otras regiones vitícolas alemanas y españolas con gran tradición y peso en el sector, como Rioja.


«El mundo del vino se está reestructurando, porque la producción y el consumo se han mantenido más o menos estables en los últimos años, pero con comportamientos heterogéneos según los colores y mercados», asegura Juan Vázquez Gancedo, director gerente de Bodegas Martín Códax y presidente de la comisión de Márketing en la Federación Española del Vino (FEV) y en la Organización Interprofesional del Vino de España. Los informes de la Organización Internacional de la Viña y el Vino dicen que, a partir del 2018, el consumo de vino mundial ha disminuido a un ritmo regular, principalmente, por el descenso del consumo en China, que ha perdido de media dos millones de hectolitros por año. A ello hay que sumarle que, en el 2022, la guerra de Ucrania y la crisis energética provocaron significativos aumentos en los precios del vino. Todo ello provocó que en ese mismo ejercicio se consumieran en el mundo dos millones de hectolitros menos que en el 2021. Europa no es ajena a esta tendencia, donde la caída del consumo fue del 2 %.


Pero no todos los tipos de vino han experimentado los mismos descensos en el consumo. Especialmente significativa es la caída de los vinos tintos, que se ve compensada, en parte, por el auge de blancos y rosados. «Hay países que han visto esto venir y que han cambiado su producción, como Francia. En los últimos 20 años redujo su producción de tintos en un 50 % y ha apostado por los blancos y por los rosados de la Provenza», añade Vázquez Gancedo. Sostiene que, actualmente, hay dos mercados del vino que funcionan, «el del vino más económico y de menor grado, que crece mucho, y el del vino muy caro, blanco y tinto, que crece mucho sobre todo en el mercado asiático y en el anglosajón». En Burdeos, los Grand Cru no tienen problemas en los mercados, pero sí el resto de productores, que son los que han puesto sobre la mesa el plan de reestructuración. La iniciativa busca arrancar 9.500 hectáreas de viñedo en dos años, lo que supone el 9 % de la superficie que existe actualmente. Y ya se han recibido 8.000 peticiones, la mitad de las cuales serán subvencionadas por el Gobierno francés y, la otra mitad, por la interprofesional del vino de Burdeos. Los agricultores percibirán seis mil euros por hectárea por recuperar los bosques o plantar otros cultivos.


La operación es seguida al detalle por otras regiones vitícolas de Europa. Aunque no se habla todavía de arrancar viñedo, en la región alemana de Wurtemberg ya tuvieron que destinar a la destilación de crisis 8,3 millones de litros de vino, lo que supone el 10 % de su cosecha, cuenta el boletín Handelsblatt. Y en España, durante el pasado año, varias comunidades tuvieron que recurrir a medidas extraordinarias como la cosecha en verde o la destilación de crisis «para paliar la perturbación del mercado que sufrían algunas regiones productivas y tipos de vino», explican en el Ministerio de Agricultura. En esta Administración no se plantean, por ahora, seguir el ejemplo de Burdeos, del que sí se ha hablado ya en Rioja, porque «el arranque no tiene base jurídica para implementarlo ni con fondos europeos ni nacionales».


España destiló 248.697 hectolitros el año pasado 


«Hay zonas y productores que están viviendo situaciones complicadas, por lo que puede que sean necesarias medidas quirúrgicas en determinados casos, pero consideramos que el sector debe trabajar en una estrategia a largo plazo, en vez de arrancar se deberían regular las producciones y orientarlas al mercado», asegura Fernando Ezquerro, presidente de la Interprofesional del Vino de España. Y esas medidas quirúrgicas son las que España lleva tiempo poniendo en práctica. Según los datos del Ministerio de Agricultura, el pasado año se destinaron 15 millones de euros a la cosecha en verde, que se aplicó en once comunidades autónomas, mientras que en Cataluña, Extremadura, La Rioja y País Vasco se autorizó el destilado de vino.


Agricultura reconoce que existe una caída estructural del consumo de vino que está afectando, sobre todo, a los vinos tintos y rosados de determinadas regiones de Francia, España y Portugal. Por eso, durante el pasado ejercicio, se accedió a tomar medidas que ayudaran a regular los mercados del vino. Con el fin de aliviar la tensión que existía en algunas regiones productoras que cuentan con un nivel elevado de existencias de vino, se autorizó la cosecha en verde, que busca dimensionar la próxima vendimia. Once comunidades autónomas se acogieron a ella, lo que permitió actuar en 6.190 hectáreas de viñedo con 11,84 millones de euros. El ministerio ha publicado ya la convocatoria de este año, para la que habrá otros 21 millones de euros. «El objetivo sigue siendo el mismo: aliviar la tensión en algunas regiones productoras que mantienen un elevado nivel de existencias», añaden en Agricultura.


También durante el pasado año varios Estados miembros solicitaron a la Comisión Europea una intervención para ayudar a superar lo que consideran un excedente de vino. Se puso entonces sobre la mesa la destilación de crisis, que fue financiada con cargo a los programas nacionales de apoyo al vino. Esta iniciativa consiste en retirar del mercado partidas de vino que no encuentran salida comercial. Dos comunidades se acogieron a esta iniciativa: Cataluña, que destinó 699.563 euros para destilar 24.984 hectolitros; y Extremadura, con un presupuesto de 820.986 euros para destilar 27.713 hectolitros. También La Rioja y el País Vasco ejercieron esta práctica, destilando 171.000 y 25.000 hectolitros, respectivamente.


El auge de Rueda y Galicia frente a la inquietud en Rioja 


Vázquez Gancedo tiene claro que, al contrario que otros países europeos, España no se está adaptando a los nuevos cambios del mercado del vino. «Sigue produciendo tintos y el peso de los rosados es incluso menor que hace unos años», explica. Prueba de ello es que, hace dos décadas, el 26 % de la producción eran vinos rosados, que ahora ocupan solo el 18 %. En Francia en cambio, estos vinos han pasado de ocupar el 24 % al 34 %. Italia, con su apuesta por los blancos y espumosos, es otro ejemplo de éxito. Eso está provocando que regiones históricas, como Rioja, estén atravesando un momento delicado. Otras, que destacan por producir blancos y espumosos, como Cataluña, Rueda o los vinos gallegos, viven un buen momento.


«Tenemos que hacer márketing de precisión para identificar los mercados y entender lo que quiere el consumidor, ese es el gran reto de España», sostiene Juan Vázquez. Porque, con los datos en la mano, «vemos que Francia baja su producción de tintos, pero crece en zonas como Chile o Nueva Zelanda. El tinto que más sufre es el tradicional, pero hay otros más modernos, frescos y de menor graduación que están más adaptados a lo que quiere el consumidor, y estos crecen», añade.


Vázquez Gancedo recuerda que España es uno de los países europeos que menos vino consume y que la Interprofesional ha estado trabajando por mejorar estas cifras. «Hemos hecho nuevas campañas por democratizar el consumo de vino, rejuvenecerlo, porque sea más cotidiano. Y los informes nos dicen que lo estamos logrando», concluye.


O Resumo Semanal - Edición Nº 590 - 4 de abril

Fuente: lavozdegalicia.es 2.04.2024

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