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La morosidad empresarial repunta en España al mayor ritmo desde la crisis financiera

Galicia, aunque mejora, es la sexta comunidad donde más se tarda en pagar

La morosidad se ha disparado en España en el primer trimestre del año, y lo ha hecho al mayor ritmo desde la crisis financiera, según un estudio que publicó ayer la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme): «Se ha consumado el mayor incremento del indicador desde su concepción (2010)», señalan.


Las empresas españolas ya tardan un promedio de 83,9 días en pagar las facturas de sus proveedores —el valor más alto desde la pandemia—. La deuda comercial ha aumentado un 33 % en España respecto al primer trimestre del 2021, se han incrementado en un 42 % los recibos pendientes de pago y se han elevado en un 50 % los intereses medios de demora. Detrás de esta fatiga está la desaceleración económica: «Ha influido negativamente en la evolución empresarial durante el primer trimestre del 2022», reconoce Cepyme.


Pero no es el único factor. Las empresas arrastran deudas de la pandemia y la crisis energética, junto con la inflación que la guerra de Ucrania ha impulsado a cotas históricas, está pesando sobre las cuentas de los negocios, que ya operaban con márgenes de beneficio muy reducidos. Estos retrasos comprometen la viabilidad de las empresas.


Claro que, no es lo mismo el tiempo de espera entre comunidades. Las firmas murcianas son las que más se demoran en pagar (96 días), 37 más que el tiempo que emplean las cántabras en hacer frente a los recibos, las más diligentes. A pesar del alza de la morosidad en el conjunto del país, las empresas gallegas resisten. Aunque son las sextas que más se demoran, han reducido en dos días los plazos.



También hay grandes diferencias en función del sector en el que operen. Los negocios más rezagados en el pago de sus facturas son las del sector de la construcción. Hasta 98,4 días tardan en abonar lo que deben. No obstante, han reducido la demora en 2,7 días, señal de que se han ido recuperando paulatinamente de la crisis. Tanto es así que cerraron el primer trimestre del año con 30.300 ocupados más. No obstante, Cepyme anticipa problemas por el encarecimiento de las materias primas (22,7 %) y la factura energética de las industrias, que se ha disparado casi un 237 %: «Es previsible que el incremento del precio de las materias primas, principalmente el aluminio, cemento y otros minerales y metales, afecte a la cadena de pagos del sector en los próximos meses», señalan.


El segundo sector con más morosidad en España es el textil que, a pesar de reducir ligeramente el tiempo de pago, sigue acumulando retrasos de 90,4 días.


Más preocupante es la tendencia que se está observando en el sector agroalimentario, donde el tiempo de espera para cobrar una factura se ha ampliado en 8,2 días, hasta los 80,7. «La dinámica está causada por la ruptura de varias cadenas de suministros globales, que han conllevado un aumento de los precios de las materias primas y reducido los márgenes del sector», apuntan desde Cepyme. Esos problemas se han agravado con la guerra en Ucrania —tanto ese país como Rusia son grandes exportadores de cereales—, como con las sequías, que han mermado las cosechas.


En mejor posición se encuentran las empresas en el sector de lamadera y muebles, así como el de la distribución alimentaria. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios del mobiliario del hogar se han incrementado un 9,6 %, y la madera no deja de apreciarse en el mercado. Eso, claro, se nota a la hora de hacer frente a las facturas. Las empresas apenas tardan 77,4 días de media en abonarlas, hasta 5,2 días menos de promedio respecto al primer trimestre del 2021.


Las grandes cadenas de supermercado son las que menos se demoran en pagar a proveedores (65 días), y todavía han reducido más ese calendario desde el año pasado.


Las pequeñas sufren más

De entre todo el tejido productivo, son las microempresas las que más dificultades tienen para pagar sus deudas. Los plazos se han extendido en casi 8 días, hasta los 87,6, en comparación con el promedio del primer trimestre del 2021. Y eso se debe a que no acceden con tanta facilidad al crédito y les cuesta mucho más hacer frente a las consecuencias de los impagos. Las grandes empresas (de más de 250 trabajadores) tardan 23 días menos con un promedio de 45,3.


Más riesgos de impago y costes de financiación más elevados

La recuperación pisa el freno, los precios se desbocan y la demanda ya ha empezado a contraerse. A pesar de todo, «las empresas no están transmitiendo la totalidad del alza de costes al cliente y esto se traduce en una tesorería menguante, lo cual afecta a la capacidad de pago», señala Cepyme. La organización anticipa más presión sobre los márgenes de beneficio y un aumento del riesgo de impago en los próximos meses, a medida que aumenten los costes de financiación de las empresas, a causa de la subida de tipos.




O Resumo Semanal - Edición Nº 517 - 19 de Agosto

Fuente: lavozdegalicia.es 16.08.2022

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