top of page

MARIA VICTORIA QUINTÁNS RODRÍGUEZ

CONTADORA PUBLICA - GTE DE PRESTACIONES DEL BPS


María Victoria Quintáns Rodríguez, nacida en Montevideo, el 28 de julio de 1957, Contadora Pública, Gerente de Prestaciones Económicas del Banco de Previsión Social. Madre de dos hijos, Martin, 26 años y Maximiliano 25. Mis soles!!!


¿Y cuándo y dónde comienza la historia?????, mi historia de vida…. con una joven pareja, Erminda, nacida en Liñares, y Marcelino, nacido en Bertamirans, de pueblos vecinos, muy cerquita de Santiago de Compostela. Se conocieron en el casamiento de unos amigos y luego de llevar dos años de novios, mi madre, a quien desde niña le daba vueltas en su cabecita conocer AMERICA, y con apenas 23 años, se embarcó en el Monte Udala y llegó sola un 12 de marzo de 1954 a Montevideo, dejando lo más querido en su Galicia natal, sus mayores afectos, a su madre, sus hermanos ( fue la única emigrante de una familia de cuatro hermanos, dos hombres y dos mujeres) y a su enamorado. Mi padre, nunca se había planteado emigrar.

Las cartas iban y venían y el amor fue más fuerte y lo fue todo, un año después, en abril de 1955, se casaron por poder. ¡Siempre nos resultó muy divertido y extraño el cuento de su boda!! En España se realizó la ceremonia de papá con su hermana y mamá aquí, sola. En diciembre de ese mismo año, llegó mi padre y de ahí en más………. 65 maravillosos años juntos y una familia hermosa!!!!!


Pero antes que viniera papá, mi madre tenía además un compromiso fraterno, de familia, de amor; le había prometido a su hermana mayor, que había fallecido cuando ella tenía 9 años, que cuidaría siempre de su hijo de 2 añitos. Es así, que, a los pocos meses de estar aquí, llegó a esta ciudad, mi primo hermano mayor con 16 años, quien también formó una hermosa familia.


Bastan estas poquitas cosas que menciono, para mostrarnos la fortaleza, el amor y la entrega total a su familia, de aquella joven galleguita, quien abrió el camino de emigrar y contagió con su dulzura, alegría, ilusión y tesón, a su enamorado y a todos aquellos que la rodeaban.


Como era lo habitual, mamá vino a trabajar como cocinera (¡es excelente cocinera al día de hoy!!!) a la casa de una familia de arquitectos, quienes también le dieron a papá la oportunidad de trabajar en la construcción.


Y un día llegó Ma. Victoria (Maravi), a ese hermoso hogar. Me bautizaron con ese nombre en agradecimiento a una Hna. Directora del Colegio Clara Jackson, en cuya Capilla papá estaba realizando su trabajo como peón de la construcción. La Hermana le obsequiaba ropa, realizada por las monjitas, para el nacimiento de su niño o niña.


Erminda, muy inteligente y siempre luchadora, pensando en progresar, insistía que papá no podía quedarse en ese trabajo. Así fue, que también con mucho ilusión y audacia, papá fue a hablar con el entonces presidente del Banco Español, Don Ramón Varela Radío, a solicitarle si podía tener un trabajo para él. La respuesta que obtuvo fue: “por esa uruguayita de 7 meses, tendrá su trabajo” y de ahí en más hasta su retiro a los 60 años, trabajó en el Banco en tareas de portería, intendencia, siendo muy querido y respetado tanto por sus superiores, sus compañeros y los clientes. Construyó una extensa red de amigos, quienes siempre resaltaban su buen humor, los chistes, la bondad, la honestidad. Al mismo tiempo, trabajaba otras horas, en el taxi de un amigo que había conocido mientras estuvo en la construcción y ahorrando y con mucho esfuerzo, logró su taxi propio.


Mientras la vida transcurría, mamá había dejado de trabajar y se dedicaba a nosotros, a su sobrino y a la casa. Siempre todo entrega, todo amor.

Como era una niña inquieta y curiosa, además de ir al colegio, mamá me llevaba a todas las actividades que me entusiasmaba aprender, clases de música (acordeón, piano, guitarra), de baile español, (años en Casa de Galicia), de inglés, de corte y confección.

Cuando tenía 8 años, lloraba porque todas las niñas del barrio tenían hermanos y yo no y bueno……a mis 11 años nació Alfredo (para todos Alfredito) y conformamos la familia más feliz del mundo. Convivimos con Alfredo apenas 13 años maravillosos (por la diferencia de edad y haber formado mi hogar a los 24 años), siempre muy contenta de que Dios me hubiera dado a mi hermanito. Y digo Dios, sí, porque durante la espera de su llegada, todas las noches le rezaba porque quería que fuera varón y rubio. Y así fue.


Estudiando siempre, papá algunas veces me llevaba con él al Banco, y ahí comencé a decir que quería ser “oficinista” (ponía sellos en los papeles, escribía en las máquinas de la época) y con los años obtuve mi título de contador. Mi profesión y mi trabajo en el Banco de Previsión Social, me dieron muchas satisfacciones. Hoy llevo 40 años trabajando en esa institución, habiendo obtenido mis diferentes cargos por concurso, lo que representa tanto para mi familia como en lo personal un orgullo, y el corolario al esfuerzo realizado.


El mayor placer desde niña y ahora mismo, es llegar a lo de mamá y que haya preparado un “caldinho de la abuela”, como le llamaba de chiquita, en recuerdo a mi abuela materna que no llegué a conocer. ¡Es favorito para todos, a unos nos gusta más el cocido y a otros el caldo!!!!


Y como “a terrinha” tira y tira mucho, me estoy preparando junto a un grupo de amigos, con quien compartí hace 34 años el grupo de viaje de Ciencias Económicas, para hacer el Camino de Santiago a fines de mayo del año próximo. Y luego me quedaré a recorrer y disfrutar de Galicia y de los lugares que recorrían y disfrutaban mis padres, como una especie de reencuentro con mi historia, con mis orígenes.


Este año, mi padre, desde el mes de marzo ya no está físicamente con nosotros. Nos dejó lecciones de vida grabadas a fuego, hombre de pocas palabras, gran sabiduría, siempre contento, de buen humor, irradiando una paz muy sentida y la galleguita con esa fortaleza y amor que la caracterizan, nos hace sentir su tristeza, de sus 65 años juntos, pero conservando esa entereza, esa dignidad y esa lucha de aquel día del año 54, en que partió solita en un barco que la traía a tierras desconocidas, rodeada de personas que sólo eran compañeros de ruta que compartían un mismo objetivo, plena de ilusiones, las cuales se hicieron realidad a través de los años. Formó junto a Marcelino, una familia hermosa, que hoy la hace sentir feliz, orgullosa de sus hijos, de su sobrino, que siente en ella a su madre, sus nietos y sobrinos nietos.


Le debo mucho a este país, donde nací y me crié, ¡dónde me desarrollé, donde formé mi familia, donde tengo amigos y muchos!! de los buenos, de los que siempre están ahí. ¡Pero en el fondo de mi alma, está la esencia de mi ser, de ser hija de inmigrantes gallegos, de ser GALLEGA!!!



O Resumo Edición Nº 309 - 08 de Diciembre de 2017

67 visualizaciones
bottom of page