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PABLO DOMINGUEZ COUTO

Gerente Corporativo de One Uruguay. "Hacer lo correcto sin pausa y hacerlo bien".


Tengo el honor de haber sido invitado a contarles la historia de mi vida en función de mi vínculo con Galicia, tierra donde se encuentran sólidas y fértiles mis más profundas raíces.

Escribiendo mi pasado, voy descubriendo de cuántas coincidencias está compuesta una vida, la mía comienza en Montevideo, el  24 de diciembre de 1974, trece años después de que mi padre, Benjamín, celebrara solo la Navidad de 1961 a bordo del buque de pasajeros Cabo San Roque que lo conducía a estas tierras donde desembarcó los primeros días del año 1962. Venía de la Galicia profunda y rural, de la parroquia de Chenlo que se localiza en el ayuntamiento de Porriño, en Pontevedra, y dejaba allá a su madre, a sus amigos, sus mil anécdotas, su oficio de aprendiz de albañil y la vida que hasta entonces conocía.


En paralelo, ese mismo año de 1962 mi madre, Angelines, también llegaba al puerto de Montevideo, pero a ella la esperaban sus padres que ya habían fundado aquí un hogar para recibirla de la mejor manera. Ella llegaba de la parroquia de Santa María de Xeve, también en Pontevedra, donde su abuela paterna la había cuidado y criado cuando sus padres se hicieron a la mar primero rumbo a Argentina y finalmente anclando en su querido Uruguay.


Los años pasaron, los buenos valores y principios adquiridos en sus infancias se fueron aferrando a esta tierra, mi padre se dedicó al oficio de panadero y a los pocos años trajo a su madre, esa abuela de la que guardo los recuerdos más cálidos y tiernos, mi abuela Carmen que tanto me cuidó y me inculcó a fuego lo que era correcto, lo que estaba bien, lo que había que hacer para ser una persona de bien, la importancia de ser agradecido.


Mi madre, creció en este país que la había recibido siendo casi una niña, estudió secretariado, corte y confección como su madre que era modista y hasta supo ser gaitera en Casa de Galicia.

Como no podía ser de otra manera, en Casa de Galicia un baile hizo lo suyo para que mis padres se conocieran y en 1971 se casaron y formaron una familia, como ya les conté yo nací el 24 de diciembre de 1974 y mi hermano Tabaré llegó también un 24 pero de abril de 1976.


La familia se agrandó y los días transcurrían con la abuela Carmen, sus gallinas, su huerta de coles y su puchero de berzas inolvidable, también estaban mis abuelos maternos Alfonso y Marina que años más tarde volvieron a su Galicia natal donde con mi hermano tuvimos la posibilidad de ir a visitarlos siendo aún muy chicos y pasar días preciosos haciendo nuestros primeros recorridos por esa tierra en donde todo había surgido.


Así fui creciendo, en la cuadra y el mostrador de la panadería de mis padres, en el colegio de las monjas franciscanas, matizando juegos, con trabajo, con valores y con fe, viendo cada día el ejemplo del trabajo de mis padres, con jornadas interminables de 16 o 18 horas,  sin vacaciones, sin feriados, absorbiendo las enseñanzas del hogar donde se cuidaba ante todo la conducta y la moral, el respeto a los mayores, donde lo importante era hacer lo que había que hacer y hacerlo bien…..como dicen los gallegos “a modiño”.

Me crié envuelto en principios que se habían trasmitido de generación en generación, valores que pasaban por el orgullo de honrar las deudas y caminar con la frente en alto, valores que mis padres supieron legarnos sin haber pasado por otra facultad que la del esfuerzo, la del propio esfuerzo, la de la cultura del trabajo.


Estudié y trabajé desde muy joven, vinculándome con el mundo marítimo o más conocido internacionalmente como el  “Shipping” en el que  descubrí algo así como la magia y claro, son las coincidencias de las que hablaba al principio……mi vida empezó con mi familia llegando a esta tierra en barcos y yo transcurro mis días disponiendo de barcos, negociando con el exterior para facilitar el comercio de importadores o exportadores. Ya no son aquellos barcos que traían valientes emigrantes con sueños y nostalgia, ahora son buques transatlánticos de granel o también conocidos como bulk carriers que transportan vehículos,  productos forestales o refrigerados como cítricos.

Empecé como cadete en la Agencia Marítima Schandy hace 25 años, luego fui creciendo en este mundo de navíos que también me llevó a radicarme varios años en Buenos Aires trabajando para el Grupo Multimar, volviendo a Montevideo cuando se fundó la empresa Multimar Uruguay, en la cual estuve por 17 años realizando infinidad de tareas y viajes.

Recientemente comencé a desempeñarme como Gerente Corporativo en ONE Uruguay, empresa nacida en el año 2017, a partir de la unión  de los tres mayores armadores de transporte marítimo de contenedores de Japón; tiene su casa matriz en Singapore y es de alcance global (https://www.one-line.com/en).


En lo personal, también aparecen las casualidades, sin duda nada de esto es casual, hace más de quince años que comparto la vida con mi esposa Rosario que también tiene todos sus orígenes en Galicia, juntos somos papás de María Clara y de María Inés de 12 y 9 años, niñas con un ADN cien por ciento gallego.

Muchas veces volví a España, siempre que voy, Galicia es destino obligado y deseado, porque realmente me reencuentro con el origen, con esas sólidas raíces que hicieron de mi la persona que hoy soy.


Esa Galicia que con solo nombrarla me llena de orgullo, un orgullo que junto con todos los valores que recibí de mis queridos gallegos, trato de inculcar día a día en la vida de mis hijas. Ellas ya la visitaron en dos oportunidades, descubrieron familia, morriña, festividades, campos, rincones, aromas, sabores, hórreos, piedras, nieve, caminos, iglesias, montes, ríos, montañas, músicas, historias y  mil sensaciones que hacen que para estas niñas “a nossa terra” sea el lugar donde todo comenzó….el lugar en el mundo de donde todos nosotros venimos.



O Resumo Edición Nº 329 - 13 de Julio de 2018

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