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SUSY DOLORES TRIGO ANTELO

Química farmacéutica. Empresaria Colonial- Granja Pocha, Digistar-Mil Rollos. " Realizando el Camino de Santiago ....Sentí mis orígenes.....".


Advierto que lo mío no son las letras!! Como empezar la historia? Quizás contando que el hermano mayor de mi abuela materna emigró muy joven, casi un niño a Uruguay. Trabajó mucho, logró un buen pasar, pero falleció joven, soltero y sin descendencia.


Así, por la cuestión de la herencia, su padre vino al Uruguay con sus otros dos hijos varones y su hija. Pero no se adaptó al clima y decidió volver a España acompañado por su hija, quien luego sería mi abuela Genoveva, a quien no conocí. Los hermanos, Manuel y Francisco, se quedaron, formaron familia y en uno de sus viajes a España, mi mamá Mercedes Antelo Gómez que tenía unos 19 años se interesó por Uruguay y la posibilidad de emigrar. Ellos al regresar, la ayudaron con los trámites, reclamándola y asegurándole trabajo. Así, con 20 años y unas pocas pesetas salió de la Parroquia de Oca - Coristanco - Carballo rumbo a A Coruña para tomar el barco, llegando al Uruguay el 26 de noviembre de 1950. ¡Si... día de elecciones nacionales!

Mi padre, Jesús Trigo Tasende, 9 años mayor que mi mamá, de la misma Parroquia, estuvo varias veces por emigrar, pero nunca lo concretó, hasta que se enteró que mi mamá estaba rumbo a América. En menos de 2 meses estaba en Uruguay, y trabajando de mozo en el bar de su hermano José que había venido muchos años antes con tan solo 14 años de edad.

Y si hoy decimos que en Uruguay somos pocos y nos conocemos, en aquel entonces eran menos y se conocían aún más, así que preguntando y preguntando a los paisanos encontró a mi mamá. Dos años de novios, trabajando y ahorrando, casamiento en el mes de noviembre del 52, pocos meses después se independizaron comprando su propio bar en la zona de la Aguada que además tenía vivienda y en noviembre del 55 nací yo en esa misma casa. ¡Es toda una historia de amor y todo en noviembre!


Por el 60, vendieron el bar, lo que recibieron lo invirtieron en inmuebles para rentar y nos fuimos 6 meses a España: tenían que presentar su hijita a la familia. ¡Increíblemente tengo algunos recuerdos!

Cuando volvimos, cambiaron de rubro a instancias de José Gil, que les propuso asociarse para trabajar un Hotel que no andaba bien. Con mucho esfuerzo lo sacaron adelante y ahí vieron que las Pensiones eran buen negocio.

Crecí en un hogar donde se predicaba con el ejemplo, trabajo, honestidad, esfuerzo, ahorro y donde nunca me dieron la posibilidad de no estudiar. Lo que fuera que me gustara o tuviera aptitud, pero tenía que estudiar. Trabajaba en la empresa familiar y estudiaba, que era la manera de aprovechar el tiempo. Fue una gran satisfacción para mis padres verme recibida, ejerciendo la profesión de Químico Farmacéutico. Mis padres si bien tenían familia aquí, aunque muy pequeña y amigos gallegos, no frecuentaban clubes sociales que son sumamente integradores. Así que fue un poco difícil crecer en un medio y una época donde la galleguidad era poco apreciada y algunas veces motivo de chistes crueles.

Cuando Charo y Mario Gil, amigos de la niñez y familia de mi familia, nos invitaron a un Congreso de AEGU en Punta de Este, nos sentimos muy bien recibidos y aprecié sentirme gallega entre gallegos. Encontramos en este grupo, amigos, socios, clientes, proveedores y gente con quien pasarla bien y nos quedamos para siempre. Lamento y hoy que soy abuela lo siento aún más, haberme criado sin abuelos. Era el costo de la emigración: se perdía el entramado familiar. Los abuelos, los tíos, los primos eran esas personas que estaban en las fotos que llegaban en las cartas cada vez que había un casamiento o un bautismo o fallecía alguien... Eran sentimientos raros, cariños por compromiso, como una prolongación de los sentimientos de mis padres… 

Tuve la suerte de viajar a España en diversas oportunidades y conocer a los otros 3 abuelos, pero eso no compensó para nada los años de distanciamiento...No existieron esos abrazos, juegos, miradas y besos que tengo con mi nieta Sofía. 

La vida te da y te quita, pero me gusta pensar que te da, te quita y te vuelve a dar y conmigo ha sido muy generosa.


Me ha dado un compañero de ruta que no podría ser mejor, hemos trabajado y disfrutado juntos, hemos pasado verdes y maduras, pero siempre estuvimos del mismo lado. Hemos sembrado y hemos cosechado. Hemos logrado mantener nuestra sociedad familiar y nuestra sociedad laboral porque dividimos roles y los respetamos. Ambos disfrutamos nuestras vidas. Y realmente me siento orgullosa de Edgardo y admiro su tesón y su capacidad intelectual.

La vida nos dio dos hijos Ignacio y Martín, a los que adoramos, dos hombres de bien, comprometidos con la familia, con sus profesiones, con las empresas de la familia y con sus propios emprendimientos. Tenemos la dicha que han querido continuar nuestros emprendimientos y que empiezan a darle su propio estilo, tanto a Colonial-Granja Pocha dedicada a la producción de lácteos con 35 años de actividad que además comercializa productos importados relacionados con los que produce, como Digistar-Mil Rollos dedicada a la impresión y comercialización de insumos para puntos de venta (etiquetas autoadhesivas, etiquetas especiales, rollos para facturación, impresoras, etc.).

La vida e Ignacio nos dieron una hija política, Verónica Viñas García, preciosa persona, con excelentes valores, atenta a su profesión, que disfruta de su hogar y es la super mamá de Sofía que es el sol de la familia.


He tenido la oportunidad junto a Edgardo y un matrimonio amigo, de realizar el Camino de Santiago entre el 31 de mayo y el 7 de junio, hicimos toda la parte gallega del Camino Francés. Es un imperdible, atravesar caminando las aldeas, seguir las corredoiras, cruzar los riachos, encontrarnos y hablar con los veteranos que siguen haciendo la huerta, esquivando a las rubias gallegas volviendo de pastar, la compañía de la niebla y el orballo, los soutos de castaños, las carballeiras, los balados, cruzando algún puente románico.... Sentí mis orígenes…


Llegar a Santiago de Compostela fue diferente esta vez. La gloria de llegar, la meta cumplida, la Misa del Peregrino, la Compostela... todo fue especial y hasta el sentimiento encontrado que a la mañana siguiente no habría aprontes para seguir el Camino...

Mi mamá no estaba bien y falleció en abril a los 88 años. Teníamos programado el viaje con anterioridad y me alegro de no haberlo cancelado. Creo que ha sido un viaje espiritual, ¡el Camino tiene magia y se siente la paz!

Y esos caldos gallegos que te calientan el alma, y esos pimientos de Padrón que añoro tanto en Uruguay, y ese pulpo a feira de Melide con una cunca de Ribeiro .... ¡Todo le dio cobijo a mi alma!



O Resumo Edición Nº 327 - 29 de Junio de 2018

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