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VICTOR AGÍS CAAMAÑO

HIJO DE GALLEGOS… DEL TRADICIONAL BAR DE INMIGRANTES A CONTADOR PÚBLICO DE PROYECCIÓN INTERNACIONAL


📷Mi nombre es Victor Agis Caamaño y les voy a contar como es que estoy por estas tierras.

La historia va directamente relacionada con la de dos personas, mi padre y mi madre y comienza cuando Don Gerardo Agis Sanmartin mi padre (hoy 90 jóvenes años), quien residía en Dorrón, un pequeño pueblo de la provincia de Pontevedra, perteneciente a una familia de nueve hermanos, dedicados a la agricultura, dado las condiciones reinantes en ese momento en su Galicia natal toma la decisión de emigrar, lamentablemente no había dinero para pagar un pasaje así América, destino que ya habían tomado tres de sus hermanos, así que toma como primer destino la ciudad de Barcelona, con el objetivo de integrarse en la marina mercante.


Luego de unas semanas difíciles donde se logra sobrevivir trabajando como obrero logra embarcar, no sin antes abonar un canon a quienes oficiaban de empleadores. Así comienza su vida como marino, en el puesto de palero (los barcos se movían con turbinas de carbón que había que alimentar las 24 horas).


Con la fortuna de estar embarcado va llegando a distintos puertos del mundo, primero recorriendo buena parte de una Europa destruida, en pos guerra donde las oportunidades no eran lo más común del día a día, pero enriqueciendo notablemente su carácter y abriendo la mente a un mundo completamente nuevo.


📷En el año 1955 llega el anhelado viaje a América, lo más duro fue cruzar el ecuador con turnos de 15 minutos pues el calor cerca de las calderas era algo difícil de soportar para muchachos de corta edad y acostumbrados a tareas más relacionadas con la tierra que con el mar.


Por otro lado estaba mi señora madre, Doña María Consuelo Caamaño Fuentes (hoy jóvenes 83 años), tercera en la descendencia de una familia seis hermanos, nació en Agris de Campolongo, una minúscula aldea de tan solo ocho viviendas en la parte superior de una montaña del interior A Coruña, a pocos kilómetros de Pesadoira y alguno más de la ya conocida ciudad de Negreira.


Sus primeros años transcurrieron trabajando la tierra en clara economía de supervivencia, donde lo producido era suficiente para el alimento de la familia, comerciando con otros iguales a fin de obtener una variedad mínima en los alimentos. Adicionalmente se accedía a “pocos cartos” obtenidos gracias a que mi abuelo (fallecido hace unos 10 años) llegaba hasta Santiago de Compostela a trabajar como obrero por pocas jornadas al mes, ya que la lejanía ponía en jaque la manutención de la familia, donde todos tenían un rol productivo definido.


Es así que ante una corriente migratoria y utilizando los magros ahorros de mi abuelo, mi madre decide embarcar junto a una de sus hermanas y una prima hacia América, Brasil, Rio de Janeiro era el destino primario, al cual llego luego de 25 días de tortuoso viaje. Ahí las esperaban algunos conocidos de alguna romería principalmente de Couso de Arriba, otra pequeña aldea del lugar. Una vez en Rio de Janeiro, mayúscula fue la sorpresa de una ciudad con esas características, no obstante, solo su prima opto por permanecer en este destino, ya que una carta de un tío que recibieron en ese destino comentaba que otro destino podría ser mas encantador, fue así que en el mismo navío siguen hasta Montevideo como destino final.


📷Don Gerardo Agis, llega primero a la ciudad de Buenos Aires, pero dado que sus hermanos estaban en Montevideo, decide cruzar a una ciudad cercana y reunirse con ellos. Ni bien llega, luego de los saludos (no había regalos de bienvenida) el calor de la familia y el entorno es suficiente para decidir probar suerte en este destino. A los pocos días ya tiene trabajo, mozo en un bar de la calle 8 de Octubre. A tan solo pocas cuadras del Bar Nazaret propiedad ya del tío de mi mamá, a quien conocerá recién 4 años después en una romería en Casa de Galicia.


Ahí comienza la otra historia, donde un muchacho mozo de bar y una joven empleada doméstica de una distinguida casa del barrio de Carrasco, sueñan con una familia. (no les preocupaba la lucha de clases, ni se sentían discriminados o explotados por oligarcas, siempre pensaron que clases sociales había dos, los que trabajan y progresaban y los vagos).


Y finalmente como un sueño realizado se casan y tienen dos hijos, mi hermano Ricardo y yo.

Desde pequeños vivimos como el esfuerzo, el trabajo, la disciplina y el respeto se transformaba en progreso constante. La educación que hemos recibido mi hermano y yo fue la del trabajo, el respeto y sin duda ahora que tengo algunos años reconozco que vivíamos con mentes adelantadas a su tiempo, pues para nosotros son naturales ideas que hoy vemos que aún se discuten.


📷Los años de experiencia de mi padre como marino le dejaron una gran enseñanza y es que los niños debían hablar inglés y que en el mundo la verdadera diferencia la hacen los conocimientos, mi padre siempre mandaba su frase “trabajar trabaja cualquiera, un burro lo pones a tirar y trabaja todo el día, lo que hace la diferencia es el conocimiento” fue con esa frase que con escasos años, tanto yo como mi hermano teníamos nuestra profesora de inglés, y nuestro padre nos enseño todo lo que estuvo a su alcance y el conocía, lo cual hacía una diferencia con los otros niños con los cuales nos rodeábamos, nosotros sentíamos la diferencia en un entorno hostil, dado que nuestro barrio inicial no era de los mejorcitos, pero nos dábamos cuenta que con esfuerzo podíamos avanzar rápidamente. De a poco salimos de la escuela, llegamos al liceo y finalmente llego la Universidad.


En el medio pude trabajar en los bares que mi padre iba comprando y vendiendo, también trabaje de taximetrista en los taxis que mis padres iban comprando a modo de inversión, sin descontar que los inmuebles que se iban comprando había que pintarlos, arreglarlos y la mayor fuerza siempre era la propia familia, donde veíamos como año a año el crecimiento era sostenido y mis padres con otra frase maestra que indicaba “cada año un nuevo negocio” incursionando en todo tipo de empresas, desde el transporte de personas, trasporte de combustibles, compra y venta de propiedades, parking y ni que hablar de los emprendimientos de gastronomía.


Una vez en la Universidad, pude descubrir y ver que había una gran diferencia entre lo que era trabajar en un Bar y trabajar en un ambiente altamente calificado. Mis conocimientos de inglés y mi experiencia en manejo de personal rápidamente me catapultaron a posiciones donde pude aplicar todos y cada uno de mis conocimientos en el manejo del dependientes, trato con clientes y el “olfato comercial” que me orientaban inequívocamente en las decisiones comerciales, todas enormes ventajas que mis superiores veían rápidamente y valoraban positivamente.


Una vez concluida una carrera universitaria que fue muy disfrutable, dado que siempre llegaba a mi casa con la sensación de que había más para saber de cada cosa que había aprendido y que cada libro era una ventana a un mundo que además era inagotable, donde logre con casi todos los profesores un trato de tu a tu, pensé que de pronto mi destino era ir a mas en ciencias económicas, donde había y hay mucho por investigar. Pero, la vida va muy deprisa y decidí entre viajes por Europa, donde principalmente la casa de mi madre con mis abuelos vivos siempre era un lugar donde comenzar y donde terminar, decidí la apertura de un Estudio Contable, desde cero, tal era así que cuando se lo comuniqué a mi padre (quien tenía varias empresas) me dijo, bueno, cuando tengas experiencia suficiente te pasamos alguna de las empresas para administrar.


Años más tarde y ya con clientes en los 5 continentes, incluida alguna empresa Multinacional de renombre, varios empleados profesionales, una oficina en Barcelona otra en Vigo y siendo Miembro del Consejo Directivo del Colegio de Contadores Economistas y Administradores del Uruguay, logré administrar el Bar donde mi papá aun trabajaba (no se porque la gente dice que los Gallegos son desconfiados…)

Sin lugar a dudas los momentos más importantes de mi vida vienen luego de conocer a Karina Bowley, mi esposa, quien se transformó en la señal indicadora que me recordó que la plenitud estaba por un camino que siempre regresa al mismo lugar, la familia. Hoy tenemos dos hermosos hijos que nos re enseñan la vida misma.


Karina, quien es Arquitecta y también fundó su propio estudio de arquitectura, también desde cero y sin antecedentes familiares en arquitectura se ha destacado en su profesión, lo cual nos encuentra todos los días con temas parecidos, mirados desde distintas ópticas y que siempre terminan en los mismos comentarios.

Y ahora estoy en una etapa donde lo más importante me parece que pasa por ser guía de la nueva generación que nos enriquece día tras día.


Yo creo que mi historia y la de mi familia se resume en una sola frase “Somo Gallegos”, esa frase con un poco más acá o un poco más allá evita que tenga que contar, de donde vengo y hacia dónde voy, o, como pienso, tal vez por esa razón mis hijos desde pequeños tienen el pasaporte español y siempre les explique, qué es ser gallego, que no es nacer en Galicia, es un concepto de vida. A veces con mis hijos hablamos de la riqueza y la pobreza y yo siempre les explico que tanto la riqueza como la pobreza están en la cabeza de cada uno, pues tener o no tener dinero no hace una diferencia tan grande como tener o no tener capacidad, criterio y una base solida donde apoyar nuestras creencia y convicciones y sin lugar a dudas creo que de a poco van entendiendo que en la medida que hay trabajo, esfuerzo y honestidad, nunca hay pobreza.

Victor Agis


O Resumo Edición Nº 310 - 15 de Diciembre de 2017

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